Opinión | Sostenibilidad
Oriol Amat
Generando valor social y medioambiental
No para de crecer la conciencia de la importancia de la responsabilidad social corporativa, y cada vez hay más clientes que toman sus decisiones de consumo considerando el impacto en la sociedad y entorno

Autobuses de TMB. / SERGI CONESA
Este artículo trata del valor que genera una organización. Hasta hace pocos años se creía que el único valor que importa es el económico, ya que el pensamiento predominante era que los destinatarios exclusivos del valor generado por las empresas eran los accionistas y que no importaban otros temas, como la responsabilidad social. En 1970, por ejemplo, Milton Friedman, que unos años después recibiría el Premio Nobel de Economía, afirmó que “la única responsabilidad de la empresa hacia la sociedad es ganar dinero”. Por suerte, hoy día, esta visión está cada vez más cuestionada. No para de crecer la conciencia de la importancia de la responsabilidad social corporativa, y cada vez hay más clientes que toman sus decisiones de consumo considerando la actuación social y el impacto en el medioambiente. Esto se ha hecho mucho más evidente a raíz de la crisis del covid. Inclusive hay clientes que prefieren pagar un poco más por los productos de las empresas si éstas hacen una buena labor social y medioambiental. En esta línea, muchas organizaciones tienen hoy como gran objetivo maximizar el valor que generan para el conjunto de sus partes interesadas, que incluyen a accionistas, trabajadores y también a clientes, sociedad y el medioambiente. De esta forma, se ha ampliado el contenido del valor, que ya no es solo el valor económico, como puede ser el dividendo de los accionistas, los salarios pagados o las compras hechas a otras empresas. Ahora el valor también incorpora el valor social y el valor medioambiental. El valor social mide los impactos relacionados con los clientes y trabajadores en temas como ahorro de tiempo, condiciones laborales, accidentes. El valor medioambiental mide los impactos en el medioambiente en temas como emisiones, consumo de energía, desperdicios o ruidos, por poner algunos ejemplos.
El valor social y medioambiental generado por una empresa es la diferencia entre los costes que se producen en dicha organización y los compara con los que se habrían producido si no existiese
Al hilo de esta temática es oportuno el informe presentado esta semana por TMB, realizado con Erola Palau, investigadora del Observatorio de Sostenibilidad de la UPF Barcelona School of Management. El informe muestra que el valor económico, social y medioambiental generado por TMB en 2019 ascendió a 2.395 millones de euros. Es un importe muy relevante, teniendo en cuenta que las aportaciones de las Administraciones a TMB en 2019 ascendieron a 368 millones de euros. Por tanto, cada euro que las administraciones aportan a los viajeros de TMB genera un retorno de 6,5 euros.
En el informe realizado se describe cómo se ha cuantificado el valor total. En primer lugar, tenemos 1.689 millones que son el impacto económico de la riqueza generada por TMB, a través de sus adquisiciones a otras empresas y del gasto que hacen los trabajadores de la compañía.
En segundo lugar, tenemos el valor social y medioambiental, que ascendió a 706 millones de euros. Para calcularlo se han estimado diversos costes que se habrían producido si TMB no hubiera prestado sus servicios de transporte. Este método calcula los costes sociales y medioambientales que se producen en una organización y los compara con los que se habrían producido si no existiese esta organización. Por ejemplo, en una empresa pública de transportes se calculan los costes de congestión de tráfico, tiempos de desplazamientos, accidentes, consumo de energía, ruido, contaminación atmosférica, etc. en el supuesto de que la empresa exista y en el caso que no. El valor social y medioambiental es la diferencia entre ambos costes.
Dado que el planeta está en riesgo, es muy importante hacer estos cálculos si queremos mejorar la actuación social y medioambiental de una organización. No olvidemos que lo que no se mide no existe. Por tanto, esta información puede ayudar a una organización a gestionar mejor su dimensión social y medioambiental y, así, tener ventajas competitivas que no solo se basan en precio, tecnología, plazo de entrega o calidad, sino también en una buena responsabilidad social corporativa. Como dijo William Thomson Kelvin, físico y matemático británico (1824–1907): «Lo que no se mide, no se puede mejorar. Y lo que no se mejora, se degrada siempre”. En definitiva, si no medimos los temas sociales y medioambientales se seguirán degradando.
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