Opinión | Editorial

El Periódico

De la épica a la gestión

El tono político que ha envuelto el debate de la investidura es alentador, aunque el nuevo Govern deberá superar notables contradicciones internas

BARCELONA 21/05/2021  Política.  Pleno de investidura de Pere Aragones como nuevo president de la Generalitat Foto Ferran Nadeu

BARCELONA 21/05/2021 Política. Pleno de investidura de Pere Aragones como nuevo president de la Generalitat Foto Ferran Nadeu / FERRAN NADEU

El debate de investidura que concluyó con la elección de Pere Aragonès como presidente de la Generalitat estuvo más centrado en la gestión que en la épica, lo que constituye, sin duda, una noticia esperanzadora. No faltaron ni la retórica, ni los gestos simbólicos destinados a los seguidores de los partidos involucrados en el acuerdo de gobierno, pero la elección estuvo precedida de un debate político más sosegado, que la Cámara catalana llevaba tiempo sin albergar. El candidato Aragonès contribuyó a este comedimiento con su actitud de mano tendida hacia fuerzas del bloque no independentista. En particular, hacia el PSC, cuyo jefe de filas, Salvador Illa, recogió el guante y se comprometió en la búsqueda de acuerdos sobre algunos de los principales desafíos que tiene Catalunya, en particular aquellos que el nuevo Govern deberá abordar para acometer la reconstrucción económica y social. 

Tras más de un año de pandemia, y después de una década perdida marcada por una estéril polarización, el tono más político que presidió el debate de investidura constituye una novedad alentadora. Ello no impide señalar las contradicciones que deberán superar el nuevo presidente, ya ni vicario ni suplente, y su Gobierno. En la coalición que ha llevado a Aragonès a la presidencia anidan sectores muy diversos, que se reconocen en dos almas del independentismo difíciles de conciliar: la que pone el acento en la gestión y el diálogo y la que aboga por la continuidad de la épica y la confrontación. Pese al intento de Aragonès de presentar el acuerdo de gobierno como el cemento de estas distintas sensibilidades, son obvias las distancias entre el liberalismo que predomina en Junts per Catalunya y los postulados izquierdistas de la CUP. Como lo son las posiciones divergentes que mantienen Esquerra Republicana y JxCat sobre la negociación con el Estado. O en el mismo interior de JxCat. Sin embargo, aquello que cuenta hoy es que el nuevo presidente de la Generalitat parece dispuesto a manejar un lenguaje del diálogo y concertación que se sitúa a las antípodas del que utilizaba su antecesor. Una oportunidad que el Gobierno de Pedro Sánchez debería aprovechar, agilizando por ejemplo los indultos a los presos del ‘procés’.

La sociedad catalana y los interlocutores sociales están expectantes. Tras la formación del Consell Executiu, el próximo martes, llegará la hora de la verdad, de la gestión eficiente de los retos que Catalunya ha acumulado y que le han hecho perder posiciones y prestigio. Algunas de las ideas del programa de gobierno responden a las demandas que han expresado diversos sectores. Sin embargo, no es de extrañar que exista cierto escepticismo sobre la capacidad de implementarlas tras el tiempo perdido por anteriores ejecutivos que tenían una composición política parecida. La elección de las personas adecuadas será decisiva para cambiar este estado de ánimo. En particular, en aquellas carteras que más impactan en la vida económica y social. En ese sentido, la designación de Jaume Giró como ‘conseller’ de Economia i Hisenda puede ser un paso adelante en la reconstrucción de una imagen de solvencia del Govern. No será menos crucial el nombramiento de quienes ocupen la cartera de Empresa o departamentos de trascendencia social como Salut y Educació. Para que la eficiencia caracterice al nuevo Ejecutivo, como ha prometido Aragonès, hace falta que quienes estén al frente de estas carteras destaquen por su capacidad de gestión y su disposición al diálogo con los actores sociales y la Administración del Estado.