Ágora

¿Un Govern rápido o un Govern fuerte?

Si el objetivo de todos desde el día siguiente de las elecciones hubiera sido formar un gobierno independentista, quizá nos habríamos ahorrado dilaciones estériles o pactos que no suman y que solo se hacen para presionar

Josep Rius y Elsa Artadi, a su llegada a la cárcel de Lledoners para reunirse con Pere Aragonès y Jordi Sànchez

Josep Rius y Elsa Artadi, a su llegada a la cárcel de Lledoners para reunirse con Pere Aragonès y Jordi Sànchez / Ferran Nadeu

Meritxell Borràs

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Ya hace días que estoy viviendo con desazón y perplejidad un 'déjà vu'. Lo vivo porque me parece que se quiere volver a poner el acento en el tiempo y concretamente en la prisa, y no en aquello que es importante: el contenido, el objetivo.

En el mandato que formé parte del Gobierno, el factor ambiental “tenim pressa” se convirtió en un elemento clave de presión sobre el Gobierno. Visto con perspectiva, todo el mundo coincide a decir que el famoso “tenim pressa” no fue un acierto. Tanto es así, que aquellos que desde la política lo reivindicaban hicieron la siguiente campaña electoral con un eslogan que tenía gracia y dejó huella: “Anàvem lents, perque volíem arribar lluny”.

Es evidente que el mandato del 14 de febrero, lleva sí o sí a un Govern independentista. Otros caminos, como un tripartito o un Gobierno denominado de ‘vía amplia’ son aritméticamente imposibles o políticamente impensables. Un Govern que tendrá que afrontar los retos, sociales, sanitarios y económicos que tenemos. Unos retos que en esta ocasión se escriben en mayúscula, porque la crisis sanitaria nos los ha redimensionado. Esto nos obliga a disponer de un Gobierno fuerte, con capacidad de dar respuesta a muchos retos, porque son muchas las necesidades de la gente.

Por otro lado, este Govern tendrá que responder al mandato democrático que reclama ir más allá de la autonomía (recordemos que el voto independentista superó el 52% de los votos emitidos). Seguro que a nadie se le escapa que también habrá que hacer frente, de forma conjunta y sin rechinar, a la represión que sufrimos por parte del Estado, y a la vez dar respuestas. Todo ello nos obliga a un Govern fuerte, hay que garantizar pues un Govern trabado que permita afrontar todos estos retos de forma sólida. Cuanto más concreto, más detallado y más completo sea el acuerdo, más estabilidad tendrá. Y al contrario, si el acuerdo no tiene bases sólidas, volverán las turbulencias. 

Venimos de la experiencia del último Govern, donde la sensación de desentendimiento, de batalla interna y de cierto desgobierno, ha planeado y ha perjudicado. No sé si ha perjudicado más a las acciones que se han llevado a cabo o si ha perjudicado más a su imagen. Pero estoy convencida de que la imagen de falta de entendimiento no ha sido positiva en uno de los momentos más difíciles de nuestra historia. Hace falta pues que aprendamos la lección de todo esto y que nos garanticemos unas negociaciones que lleven a un Govern solvente, con las ideas claras y que responda de forma conjunta a las grandes dificultades que tenemos enfrente.

Para conseguir esto, es evidente que el factor tiempo es relevante, pero también lo es que el elemento determinante no es cuándo, sino el qué y el cómo. Pero parece que, últimamente, se ha impuesto de nuevo el factor tiempo como el principal para tomar decisiones, y se nos argumenta diciendo que un Govern en funciones no puede responder adecuadamente a las necesidades existentes.

Hay que recordar que el Govern en funciones, por la inhabilitación del 'president' Quim Torra, propuso el 31 de mayo como día de las elecciones catalanas. De nuevo fueron los tribunales que gobernaron por encima de la política y forzaron el 14 de febrero como día para las elecciones. Está claro pues, que el conjunto del Govern de Catalunya creía que un Govern en funciones podía dar respuesta durante este periodo a las necesidades de la gente. Ahora algunos hablan como si no tuviéramos Gobierno, curiosamente los que tienen la máxima responsabilidad

Tenemos de plazo el 26 de mayo, hay que tenerlo presente, este es el límite. Porque no hay otro límite que disponer de Govern, un buen Govern. Si este hubiera sido el objetivo de todos desde el día siguiente de las elecciones, quizá nos habríamos ahorrado dilaciones estériles o pactos que no suman y solo se hacen para presionar. Hace falta un buen gobierno porque ahora nadie lo perdonaría si no fuera así. En esta tarea tan difícil de dar respuesta a las respuestas sociales, nacionales, de embate democrático es necesario que no nos gobierne el tiempo. Es necesario que nos gobierne el objetivo.