Pros y contras

Democracia contra Vox

A la extrema derecha solo se le combate con una política que sea capaz de pactar y que ponga el bienestar de la ciudadanía por encima de las luces cortas del partidismo

Iglesias abandona el debate de la Ser al no condenar Monasterio las amenazas con balas

Iglesias abandona el debate de la Ser al no condenar Monasterio las amenazas con balas

Emma Riverola

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Pablo Iglesias abandonó el debate de la SER ante la negativa de Rocío Monasterio a condenar la amenaza que sufrió el líder de UP. Una carta con balas. Ante la gravedad de la intimidación, la candidata de Vox a la comunidad de Madrid respondió con bravatas. Ultraderecha en estado puro. Tan descarnada fue su actitud chulesca, que pilló por sorpresa al resto de los candidatos y a la moderadora del debate, Àngels Barceló, que trató de retener a Iglesias. También para ella tuvo escarnios Monasterio: “¿Es una moderadora o una activista?, ¿cogiéndole de la manita?”. 

Ese espacio de tiempo entre el estupor y la conciencia de lo ocurrido es una buena definición de lo que estamos viviendo. Aún nos cuesta asimilar que la ultraderecha se ha instalado en las instituciones y los barrios. Una amenaza para la democracia, la convivencia y la paz. Son cartas con balas o navajas ensangrentadas o cocteles molotov. Son amenazas de muerte que quieren amedrentarnos a todos. No se pueden ignorar, solo combatir. Con argumentos, sí, también con hechos. Con una política que sea capaz de pactar y que ponga el bienestar de la ciudadanía por encima de las luces cortas del partidismo. 

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