Vacuna frenada

La Europa del pánico

No debemos aplaudir la reacción de vigilancia garantista de los gobiernos europeos con AstraZeneca porque no es más que el reflejo de su falta de coraje

La paralización de AstraZeneca desbarata el plan de vacunación canario

La paralización de AstraZeneca desbarata el plan de vacunación canario

Joaquim Coll

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Tengo 54 años y me ofrezco voluntario para que me vacunen con AstraZeneca hoy mismo. Confieso mi enorme enfado ante la pusilanimidad de los gobiernos europeos que han decidido, vencidos por una ola de pánico, suspender la vacunación con los viales de la farmacéutica suecobritánica por unos pocos casos sospechosos de trombosis frente a 17 millones de dosis inoculadas. Sin ninguna evidencia de causalidad, Dinamarca tomó la decisión el 11 de marzo y en pocos días arrastró a una quincena de países. Hasta hoy ni la OMS ni la Agencia Europea del Medicamento (EMA), que es el organismo que autoriza las vacunas, han desaconsejado su uso. Todo lo contrario, la EMA ha ratificado que no hay ninguna prueba de que la de AstraZeneca haya causado los trombos, que en los ensayos clínicos no aparecieron como posibles efectos secundarios y que los beneficios de vacunar superan con creces a los riesgos. No debemos aplaudir la reacción de vigilancia garantista de los gobiernos europeos porque no es más que el reflejo de su falta de coraje y de nuestra decadencia en el mundo.

En la Unión, tanto los políticos como los altos funcionarios han sido incapaces de establecer una lógica de guerra para acelerar la vacunación, que debería ser la prioridad máxima. Se han firmado los contratos con las farmacéuticas como si nos fueran a suministrar material de oficina, como algo de lo que te puedes desentender alegremente cuando nuestras vidas y haciendas están en juego por la pandemia.

Mientras la vacunación en Europa va mal, muy lenta, con porcentajes de inmunidad tan bajos que somos vulnerables a una probable cuarta ola (miren a Italia), los gobiernos nacionales se permiten suspender una vacuna sin ningún fundamento, simplemente por "precaución". Se trata de una decisión cobarde e incoherente con la primacía que teóricamente otorgaban a la EMA. Y en España la ministra Carolina Darias aparca AstraZeneca dos semanas por "prevención". Sorprende el silencio general (social, político y económico) cuando no podemos perder más tiempo. Necesitamos ya todas las vacunas, también la china y la rusa. 

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