Opinión | La cita del 14-F

Luis Mauri

El otro virus de las elecciones catalanas

Todos los candidatos reniegan de la abstención, que no engrandece la democracia, pero darían un brazo por garantizar que golpea al rival

Barcelona ( Barcelones )  21.12.2017.    Politica.  21D. Votaciones para las Elecciones al Parlament de Catalunya.            DG. 171221     ex: 0299          en la foto:   Ambiemte y votacion en el colegio,  La Salle de Gracia                foto:  PUIG,  JOAN

Barcelona ( Barcelones ) 21.12.2017. Politica. 21D. Votaciones para las Elecciones al Parlament de Catalunya. DG. 171221 ex: 0299 en la foto: Ambiemte y votacion en el colegio, La Salle de Gracia foto: PUIG, JOAN / Joan Puig

Un virus distinto del SARS-CoV-2 se cierne sobre las elecciones catalanas del 14 de febrero. Es la abstención. No engrandece la democracia ni vigoriza las instituciones, pero es tan legítima como su antónima, la participación. Con unos pronósticos tan ajustados como los actuales, la abstención puede ser más determinante que nunca. 

Dos vectores hunden las previsiones de participación. Uno es el apaciguamiento relativo del conflicto catalán tras la cima de crispación del 2017. Parte del electorado independentista puede constatar que la ventana de oportunidad que sus líderes señalaban en el 2017 no era más que un trampantojo sobre la pared. No había ventana, no al menos como ellos la pretendían. Y los constitucionalistas no se hallan ante el desafío perentorio que enfrentaban hace tres años. 

El segundo vector, aunque no el menos importante, es la pandemia. El abatimiento ciudadano, también el enojo, causados por un año eterno de gravísima crisis sanitaria y económica. 

Puestos de salida

El impacto de la abstención en las elecciones no será igual para todas las candidaturas. Las oficinas electorales hacen y rehacen cálculos sin desmayo. Los sondeos prevén un crecimiento drástico de la inhibición ciudadana, en torno a 15 puntos o 20, incluso más, respecto de las últimas autonómicas, que marcaron un récord de participación: 79%.

Las encuestas colocan en los tres puestos de salida al PSC, ERC y Junts. Los tres, como opciones principales, son los más interesados en que la participación no flaquee para beneficiarse de los restos de votos de las candidaturas menores. Partidos que algunos sondeos sitúan en la frontera entre llegar al Parlament o quedarse fuera, como el PDECat, podrían beneficiarse de una menor participación siempre y cuando consiguieran mantener movilizados a los electores propios.

El PSC confía en que no se diluya el impacto causado por su cambio de candidato. De momento, le ayuda el todos contra Illa visto en los últimos días: activa el espacio socialista, agiganta al cabeza de cartel y marca una baliza de referencia a su izquierda y en el espacio constitucionalista en general. 

Suspensión fallida

Las dudas sobre la seguridad sanitaria del 14-F, amplificadas por el intento fallido del Govern de decretar la suspensión de las elecciones, pueden retraer la participación, especialmente entre la población urbana de edad avanzada. Este sería un hándicap transversal. Podría afectar de forma especial al PSC por la composición de su electorado tradicional, pero también a los partidos independentistas que argumentaban la inseguridad de la jornada.

Toda campaña electoral tiene dos objetivos estratégicos básicos: movilizar a tus votantes y desmotivar a los del adversario. Todo jefe de campaña, estratega electoral y spin doctor conoce este mandamiento fundamental: conseguir que los tuyos vayan en masa a las urnas y que los contrarios se queden en casa el día de la fiesta mayor de la democracia. Todos reniegan de la abstención, ese otro virus. Pero darían un brazo por garantizar que golpea al rival.  

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