Al contrataque

¿Quién nos salva de la Navidad?

Son cansinos los distintos criterios que se han alzado sobre las celebración de estas fiestas

Una familia celebrando la Navidad.

Una familia celebrando la Navidad. / 123RF

Xavier Sardà

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Ahora resulta que hay que salvar la Navidad. Vaya. Lo normal sería que la Navidad nos salvase a nosotros. Pasa que se celebra el nacimiento de Jesucristo, nada menos. El hijo de Dios, vamos. Claro que el día 25 de diciembre ya lo celebraban antes los romanos, los germanos, los escandinavos y hasta los aztecas. Pero vamos a lo nuestro. Nace el niño Jesús, hijo de Dios. ¿Podría el Todopoderoso salvar la Navidad? Nos referimos a la campaña de Navidad, claro. Aceptamos, como dicen los ultracatólicos, que el coronavirus es un castigo por nuestros pecados ecológicos y que si patatín y que si patatán, pero ¿la Navidad? Danos un respiro Señor.

Además son cansinos los distintos criterios que se han alzado sobre la torre de babel 'políticanavideña' en el reinado del covid: seis comensales burbuja; 10 comensales burbuja; 10 comensales bi-burbuja más niños; 10 comensales niños más tres adultos; en casas pequeñas el árbol de Navidad se considera un comensal; cinco comensales más dos San Bernardo; si solo son cinco comensales, no inviten a Laura Borràs, que está en campaña y el 'caganer' podría huir; los que estén solos no hace falta que se hagan una PCR; el toque de queda puede ser a la una, la una y media, una 35 y dos menos cinco en función de la comunidad; en los encuentros navideños en Catalunya solo se puede hablar catalán, que es el “idioma propio” según concesión de Celaá; en los conventos, tres hermanas y dos primos trapenses; los de Unidas Podemos pueden sentarse juntos (los siete); en casa de Ayuso, que sean ocho que no paguen impuesto de sociedades, por lo que pueda ser; los indepes del PDECat no pueden compartir mesa con los de Junts ni con los de Esquerra porque juntos, FumFumFum.

Vamos, que aquí andamos entre puentes y Navidades surfeando entre la segunda y la tercera ola. Que el virus nos coja confesados. Recordad siempre lo que dijo un eminente filosofo: “El problema no es Navidad, el problema es desenredar las luces.” ¿Quién nos salva de la Navidad?

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