Vecina de Sants

Manchas negras

Podríamos aprovechar que la pandemia nos ha puesto ante las narices qué son necesidades y qué son trivialidades para ignorar campañas que van en detrimento de muchos derechos

Escaparate con el anuncio del 'Black Friday' en Barcelona

Escaparate con el anuncio del 'Black Friday' en Barcelona / periodico

Irene Jaume

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Empezaron a aparecer hace unos años, no muchos, a finales de noviembre. Vivir en el barrio que presume de tener la calle comercial más larga de Europa favoreció que viera cómo, poco a poco, empezaban a proliferar manchas negras enganchadas en los escaparates. En las primeras donde las vi fue en las tiendas y franquicias de grandes empresas y cadenas, con aquel desparpajo que tienen para iniciar tradiciones como si nos hicieran un regalo. Con campañas relucientes, llamativas e impactantes visualmente, como para decirnos: o ahora o nunca, mañana valdrá un 40% más, ¿a qué esperas? Te estamos haciendo un favor, ¿que no lo ves? 

Yo, lo que veo es que las manchas negras han proliferado tanto que, en cuestión de dos o tres años, han acabado inundando la calle de Sants. No solo los escaparates de las tiendas y franquicias, sino de la mayoría. Puedo estar equivocada, pero estoy convencida de que muchas han acabado colgando sus manchas negras particulares en los escaparates arrastradas por unas dinámicas de mercado pensadas por los grandes señores propietarios de imperios textiles o tecnológicos o cosméticos o lo que sea que posean. Estos descuentos y ofertas de hoy, justo antes de la campaña navideña, no son un favor que nos hacen a nosotros, sino a ellos mismos: pueden dar salida a estocs sobrantes (y que si no venden hoy volveremos a encontrar en las rebajas y 'outlets' de mañana), semanas antes han hinchado algunos precios para que ahora parezca que son mejores y, además, incentivan, para posteriormente aprovecharse, un consumismo compulsivo que practicamos cuando no ponemos conciencia ni responsabilidad en aquello que hacemos. 

Podríamos aprovechar que la pandemia nos ha puesto ante las narices qué son necesidades y qué son trivialidades para ignorar campañas y grandes acciones que van en detrimento de muchos derechos –laborales y humanos– y hacer más caso y dar más apoyo a la proximidad, a los precios justos y a las condiciones dignas. Querer descuentos está bien, pero intentar cambiar el mundo a través de nuestros actos creo que nos compensa mucho más que cualquier Black Friday.