IDEAS

Apuntar a lo más alto

Para conseguir el 2% del presupuesto, la cultura debe ensanchar el calibre de la munición reivindicativa y mirar lo más arriba posible para conseguirlo

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Xavier Bru de Sala

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Arriba del todo, ahora que se acercan las elecciones, están los principales candidatos, o al menos los más susceptibles de no reírse si la cultura se pone, ahora y durante la campaña, en pie de guerra focalizada contra ellos. Son, por este orden, y suponiendo que se confirme en su caso las designaciones previsibles, Laura Borràs, Pere Aragonés y Miquel Iceta. El resto, o bien no cuentan o se burlan de la muerte cultural y de quien la vela. La derecha porque es la derecha y porque está contra cualquier vestigio de catalanidad; la CUP, como en buena parte los Comunes, porque reducen la cultura a la condición de esclava del capital, de la que solo se puede redimir estando a su servicio, o sea de la causa liberadora general, que es la suya pero consideran que es la de todos.

El objetivo, arrancar en campaña la promesa electoral de pasar de poco más del 0.5% al 2% del presupuesto. No solo en el caso de que consigan el devaluado tesoro de la presidencia, sino como condición necesaria para pactar el apoyo de quien esté en condiciones de encabezar la más devaluada institución. Si no fuera porque, replicarán los escépticos, las promesas electorales se las lleva el viento. Cierto, se las lleva, pero en manos de quien se sabe hacer eco constante y amplificado se convierten en un quebradero de cabeza para quien las pronunció. Y más aún si es el caso de Laura Borràs, que comenzó su meteórica ascensión como directora de la Institució de les Lletres Catalanes pero no se recuerda que, con posterioridad, aparte de designar un saldo como sucesora, se ocupara de la cultura para otra cosa que el propio lucimiento.

En cualquier caso, y como ya empiezan a destacar algunas asociaciones de profesionales, reclamar de esta ‘conselleria’ más que buenas e impotentes palabras es perder el tiempo. Los responsables del departamento estarían tan desolados como el que más si sufrieran tanto como el que menos. Toca por lo tanto ensanchar no solo el calibre de la munición reivindicativa sino apuntar más arriba. Mucho más arriba. A lo más alto.

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