Tics neoliberales del Ejecutivo catalán

El persistente fantasma del thatcherismo

En la retórica del sector del Govern más 'business friendly', aquel encarnado por Tremosa, hay mucho del legado ideológico de Thatcher

Ramon Tremosa durante un pleno en el Parlament, en septiembre

Ramon Tremosa durante un pleno en el Parlament, en septiembre / periodico

Mar Calpena

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Como no podía ser de otro modo, me he enganchado a la <strong>nueva temporada de 'The Crown'</strong>. El atractivo principal de esta entrega es la aparición en escena de dos mujeres, Diana de Gales y Margaret Thatcher. La primera también merecería una columna, pero si hoy he elegido a la que fuera conocida como la Dama de Hierro es porque su espectro planea en tierras cercanas. Y es que en el festival de garrotazos de guiñol al que asistimos el miércoles a cuenta de la filtración sobre el plan de desescalada, que ignora a la baja los indicadores que el propio Govern se marcó, había mucho del legado ideológico del thatcherismo.

También lo ha habido en la retórica del sector del Govern más 'business friendly', aquel encarnado por Tremosa, que considera que lo mejor que puede hacer una administración es quitarse del medio y permitir trabajar al ciudadano, aunque el covid ponga en riesgo su salud y la de los demás.

No solo eso, sino que durante años se ha ido presentando todo recorte en el Estado del bienestar como algo inevitable, con el famoso "there is no alternative" de Thatcher. Frases como que “los empresarios solo quieren que les dejen trabajar” indican una concepción darwinista y atomizada de la sociedad en pandemia, en la que no caben otras soluciones que las que brinde el mercado o se busque cada cual.

Estos tics neoliberales se han exacerbado en la pugna salvaje con ERC. Esta última habla de “gestión” -algo, por cierto, también muy thatcheriano, lo de tratar al Gobierno como si no fuera distinto de cualquier empresa- pero su delirante diseño de ayudas públicas se diría más basado en la caridad que en la búsqueda de la justicia social que se le presupone a un partido que lleva la izquierda en su nombre. Ver como reviven en 'The Crown' las hombreras, la laca, y el famoseo de los 80 se disfruta como ejercicio de nostalgia. Pero no hace falta revivir también sus cadáveres ideológicos, que está muriendo gente de verdad.