DOS MIRADAS

Opacidad real

La investigación sobre el uso de tarjetas opacas por parte de Juan Carlos I acrecienta la desconfianza ciudadana

El rey emérito, Juan Carlos I.

El rey emérito, Juan Carlos I. / periodico

Emma Riverola

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Y ahora, tarjetas opacas. Anticorrupción investiga a Juan Carlos I y algunos de sus familiares por el uso de tarjetas opacas vinculadas a fondos extranjeros. Los movimientos financieros son posteriores a la abdicación del monarca, por lo que sería imputable del delito. Ni Felipe de Borbón ni Letizia Ortiz ni sus hijas están entre los beneficiados, pero es evidente que la oscuridad de esas tarjetas también les alcanza. Su cargo, sus privilegios y su ascendencia sobre la sociedad española proceden de una institución hereditaria. Complicado legado cuando el eslabón anterior se cubre de herrumbre.

La justicia aún debe pronunciarse sobre un escándalo que nos retrotrae a las tarjetas ‘black’ de Caja Madrid y Bankia, pero la sola investigación acrecienta la desconfianza ciudadana. El periodista y escritor Sergio Vila-Sanjuan escribe en su personal, argumentado e incluso provocativo ‘Por qué soy monárquico” (Ariel, 2020) que la Corona “en tiempos complicados, y de mutaciones políticas, brinda un rostro que toda la nación puede identificar y con el que identificarse”. Lo peor es que se identifique, y no se guste.