Situación crítica por el covid-19

Drama en las residencias geriátricas

Es inconcebible que el cuidado y la salud de nuestros mayores constituya un negocio con beneficios privados

Ana Rosa Sevillano / Miquel Lluch

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La situación de 64.000 personas en residencias geriátricas en Catalunya es crítica. La de las personas que las cuidan, también. A día de hoy, más de un millar de residentes han muerto, más 2.500 tienen síntomas evidentes de covidien-19 y el personal de atención es el más contagiado de Europa.

Hace muchos años que la gente mayor denunciamos una asistencia insuficiente. Y ya hace muchos años que las trabajadoras y los trabajadores de las residencias denunciamos falta de medios, falta de personal, salarios bajos e incumplimiento de las medidas preceptivas de protección de la salud. La dignidad de las personas cuidadas y la dignidad de las personas que cuidan son dos caras de la misma moneda.

Falta de recursos materiales

Se ha tenido que consumar una tragedia como esta para que el Govern prestara atención. Desde el primer momento, hemos hecho las denuncias en la prensa, en la negociación con las patronales y con el Govern, en las redes sociales, a inspección de trabajo. Son de extrema necesidad las pruebas-test para toda la gente mayor residente y para las personas que las cuidan. Faltan equipos de protección indivuidual, mascarillas, guantes... A esta falta de recursos materiales se ha añadido la nula o retardada puesta en marcha del aislamiento de las personas contagiadas, tanto residentes como profesionales, la sectorización de los espacios de las residencias, y cosas aparentemente tan sencillas como lavar los uniformes al trabajo.

Las medidas de aislamiento de las personas usuarias de las residencias que están contagiadas de forma confirmada, de las que tienen síntomas evidentes y las personas asintomáticas topa con la falta de espacios y de estructuras adecuadas de las instalaciones de cada una de las residencias y en ciertos casos es imposible de ejecutar. La solución que parece extenderse es el traslado de parte de las personas residentes a hoteles u otras instalaciones para poder aislarlas. Esta solución no es fácil ni completa. Comporta una doble problemática añadida. En primer lugar, hay que asegurar la infraestructura específica para la atención de grandes dependientes. En segundo lugar, las atenciones mínimas y diarias de ciertas prácticas asistenciales de cuidado y atención. Las desinfecciones de los establecimientos han tenido que pedir ayuda a unidades especializadas del Ejército o de los bomberos.

Las personas residentes, dada la imposibilidad de recibir visitas de sus familias y de sus amistades, deben añadir al sufrimiento físico la sensación de soledad, la falta de afecto y de conexión social. A pesar del esfuerzo ingente que está desarrollando el conjunto de trabajadoras y trabajadores de estos centros, esto está provocando graves depresiones y otras afectaciones psíquicas.

Mantener la dignidad

Es muy necesario que aquellas personas en estado más grave que no han sido trasladadas a centros hospitalarios dispongan de la atención de los equipos de cuidados paliativos en la misma residencia. La misma atención deben recibir las personas que están confinadas en su domicilio. Nos duele profundamente que no se preste este servicio. Reclamamos a las autoridades un esfuerzo para mantener la dignidad merecida a los últimos momentos de la vida. Nuestras abuelas y nuestros abuelos han sido el pilar de este país, nos han dado la vida y el ejemplo, y se merecen mucho más de lo que les estamos dando como sociedad en el momento de su fallecimiento.

Desconocemos si las autoridades han tomado alguna decisión y han puesto algún medio para respetar los testamentos vitales que muchas personas han dejado escritos para el momento en que fueran necesarios. En todo caso, es un trabajo que hay que hacer con el respeto y la consideración que debemos a la dignidad humana.

Se ha anunciado que el Departament de Salut asume el control de la crisis en las residencias. Es una decisión que tiene sentido. También tiene sentido replantear la gestión mercantil de la atención a la vejez. Para nosotros es inconcebible que el cuidado y la salud de nuestros mayores constituya un negocio con beneficios privados.

Reclamamos la gestión pública y sin ánimo de lucro de este sector. Reclamamos que se dediquen los recursos necesarios, que las instalaciones sean adecuadas, que se tenga en cuenta la voluntad de las personas mayores. Reclamamos condiciones laborales justas y las medidas de prevención de riesgos suficientes para las personas que los cuidan.

Si se hubiera hecho cuando tocaba, se habría ahorrado mucho dolor, mucha injusticia y muchos dolores de cabeza. La situación actual tiene responsables, además del virus.