Opinión | Editorial

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Sueldos políticos en la pandemia

En la demanda de gestos solidarios se infiltra también el discurso antipolítico alimentado desde la extrema derecha

quim torra

quim torra / periodico

La Mesa del Parlament acordó este martes que los diputados de la Cámara donen el 25% de su sueldo de abril a entidades vinculadas a la lucha contra la pandemia del covid-19. La donación será individual y los diputados elegirán el destino, pero, aunque no hay ninguna obligación al no existir coerción alguna, las donaciones y las entidades receptoras se publicarán en la web de cada parlamentario, como una forma indirecta de control. Es una decisión consecuente con los sacrificios que están afectando a millones de trabajadores y autónomos a causa de la pandemia. La aportación del Parlament, de todas formas, puede complementarse con unos dos millones de euros, remanente del presupuesto de la Cámara del ejercicio anterior, que el presidente, Roger Torrent, ha propuesto que se entreguen a la Conselleria de Salut. En igual sentido, el Congreso de los Diputados donará tres millones de euros sobrantes del presupuesto del año pasado y diversos partidos políticos españoles han anunciado iniciativas similares.

Estas decisiones se producen tras un debate, mantenido sobre todo en las redes sociales, en el que se han lanzado ideas como la de que 7.000 regidores catalanes se dedicaran a trabajar en las residencias de ancianos ya que estarían cobrando sin hacer nada. Para empezar, no pueden compararse las iniciativas de corresponsabilidad desde órganos legislativos que están manteniendo una actividad a medio gas o hibernada con exigencias similares a los cargos públicos que están manteniendo en funcionamiento las diversas instancias de la Administración en un momento en que el papel de los servicios públicos es esencial. Y entre ellos, los responsables de las administraciones locales que están atendiendo necesidades inmediatas en primera línea y sobre el terreno.

En este debate, además, debe irse con mucho cuidado con entrar en el juego del discurso antipolítico en el que tan cómodos se encuentran los populismos más demagógicos y ultraderechistas. Solo hay que seguir detenidamente el discurso de Vox desde que se decretó el estado de alarma con su apoyo, del que se arrepintieron pronto, para ver qué ganancias pretende sacar la extrema derecha de la tragedia que vive toda España.