IDEAS

Heráclito y Rousseau, autoconfinados

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Xavier Bru de Sala

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Medio siglo antes de nuestra era, en respuesta a la invitación del rey de Persia Darío el Grande a ser acogido en su magnífica corte, Heráclito justificó su negativa con semejantes palabras: "Los hombres pisotean la verdad y la justicia. Les persigue sin descanso un deseo insaciable de riqueza y de gloria. Como rehúyo la ambición y la vana emulación ligada a la grandeza, no iré para nada a la corte de Susa, porque me contento con poco y lo desembolso según mi corazón". A pesar de que Darío era el monarca más poderoso de su tiempo, monoteísta y tolerante, Heráclito, el primero entre los grandes filósofos de la antigüedad, prefirió si así se puede decir autoconfinarse.

Ahora que todos los sectores piden ser rescatados, comprobamos que el de la cultura es postergado hasta el último puesto

Pasados más de dos milenios, otro rey que se tenía por humano, el de Prusia, y por ello admirador de Rousseau, recibió una respuesta similar a su más que amable ofrecimiento: "Me queréis dar pan, ¿pero falta a alguno de vuestros súbditos? (...) Apartad de mis ojos esta espada que me deslumbra y me hiere... Cuando constate que Federico, el justo y el temido, ha cubierto sus estados con un pueblo feliz, JJ Rousseau, el enemigo de los reyes, irá a morir a los pies de su trono". El ilustrado Federico I había fundado las academias de las Artes y de las Ciencias, sin embargo Rousseau rehusó su amable invitación con la misma proclama de independencia de la cultura en relación al poder que había exhibido Heráclito. Actitud que el más glorioso pensador monárquico de todos los tiempos, Chateaubriand, el injustamente olvidado, sobre todo por los suyos, condena por orgullosa.

Ahora que todos los sectores, amparados en el precedente de la banca, piden ser rescatados, si al comprobar cómo el de la cultura es postergado hasta el último puesto y como mucho acaba recibiendo una pequeña y humillante limosna, si alguien se pregunta de dónde viene este desprecio, que compare el servilismo de los beneficiarios de la lluvia de millones con la orgullosa independencia, sí, orgullosa, de los gigantes que nos han precedido. Que asuma herencia y coste o que se dedique a otra cosa.