LA ACTUALIDAD AZULGRANA

Saquen sus manos del Barça, por favor

Josep María Bartomeu trata de defenderse de la última chapuza de su junta

Josep María Bartomeu trata de defenderse de la última chapuza de su junta / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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El día que se premiaba la palabra, sobrevolaba sobre nuestras cabezas la manipulación. El día que se elogiaba el verbo, todos pensábamos en adulteración. El día que se construye el mejor discurso en honor de Manolo Vázquez Montalbán, el techo del salón se llenó de noticias falsas.

No hace falta ver ninguna película de Almodóvar ni adivinar cómo acaba ‘Parásitos’ para darse cuenta que la realidad, el día a día, es muchísimo más duro y auténtico que lo que mente cinematográfica alguna pueda imaginar. Estamos hablando del Barça cuando, en realidad, deberíamos de estar hablando de la gente de Josep María Bartomeu, del presidente, de ‘Barto’. No hay derecho que el Barça como entidad, como club, como corporación, propiedad de 144.000 socios y santo y seña sentimental, deportivo y social de millones de catalanes (vale, no de todos, cierto) deba pagar por las chapuzas que hacen un puñado de personas, que se creen que pueden irse de rositas después de pisotear y ensuciar el nombre de la entidad.

Perder la cabeza

Vale, sí, cierto, ha pasado mil veces. Pero eso no es justificación alguna. Ha pasado y pasará porque lo mejor de esta sociedad, lo mejor de Catalunya, jamás ha querido hacerse con las riendas de la entidad, consciente de que iba a exponer, no solo sus fortunas, sus familias y su imagen, sino, incluso, su salud. Nunca nadie con dos dedos de frente ha aspirado a dirigir uno de los más firmes puntales de la vida catalana. Posiblemente por pensar, por creer, por estar seguro que, en determinado momento, henchido de poder, perdería la cabeza. Es más, lo ha visto en casi todos los presidentes del Barça.

La excelencia, cuentan, es la suma de integridad, inteligencia y energía. La primera es, sin duda, la más importante. Si tienes las otras dos, miel sobre hojuelas. Es posible que a los que mandan en el Barça, a todos, sí, desde el presidente que tolera que ocurran estas cosas hasta el caballero que farda de haber ganado todas las elecciones desde la trastienda y, ahora, desde el puesto de asesor del área presidencial, contrata a los peores y más chapuceros fontaneros de las redes para poner en peligro (perdón, para seguir poniendo en peligro) la excelencia del Barça, es posible, digo, que les sobre energía para seguir destrozando el prestigio del Barça. No tengo duda. Más duda tengo de si les queda algo de integridad e inteligencia porque ahí siguen, amarrados a la poltrona, que diría José María García, como si nada hubiese ocurrido.

El juicio final

Y todo, todo, lo que ha sucedido en el último mes, todo, desde el despido de Ernesto Valverde hasta las ‘fake news’, tiene nombre y apellido, desde Bartomeu hasta Masferrer, pasando por AbidalGrau, Planes y muchos más. Todos han pecado por acción u omisión. Y todos creen que lo que han hecho y cómo lo han hecho se puede hacer. Ese es su pecado y su atrevimiento. Y, sobre todo, no darse cuenta de que es el momento de irse y dejar que otros, quien sea, empiecen a limpiar las marranadas que ellos han hecho en nombre del Barça. Ya vale. En lugar de temer a Leo Messi, deberían temer al juicio final. O, como poco, a los 144.000 socios.