Dolor y sufrimiento

El matiz

Estos últimos días, el mundo, la vida cotidiana, las noticias, los titulares, columnas como ésta, están llenos de matices... y es en el matiz donde está la verdad de cada uno

El juez y un mazo

El juez y un mazo / periodico

Jenn Díaz

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De vez en cuando das con él, ahí lo tienes, el matiz, lo que alumbra una duda, una incógnita, lo que te ha dejado una tarde sin poder concentrarte. El otro día, una compañera dio con uno de ellos: yo hablaba del dolor, y de la romantización del dolor, de la manía que tenemos siempre de elevar el dolor y colocarlo en altares imposibles de alcanzar. Pero lo que yo hacía no era hablar del dolor —que está inevitablemente atado a la vida, a estar viva—, sino del sufrimiento. Adriana me lo hizo ver: no, lo que yo hacía era confundir la romantización del dolor con la idealización del sufrimiento. La diferencia parece poca, pero quizá nos ahorraría —quizá no, de todos modos— algunos tropiezos.

El dolor ha sido tabú en cientos de casas, de familias. Cientos, qué digo cientos, millones de adultos han intentado no mostrarle el dolor a sus hijos. Recuerdo a una madre, en la primera jornada de La Tribu, en Sevilla, defender el derecho que tenía a dar un grito si hacía falta delante de su hijo. Sí, ese dolor también era su madre. No pasa nada, no hay que temerle.

No es de ese dolor del que yo hablaba y, gracias, Adriana, porque lo que yo quería decir es que estoy harta del sufrimiento. O al menos del velo de romanticismo que, a veces, lo envuelve todo. A veces no damos para más, de acuerdo, y tenemos tendencia a confundirlo todo, pero no mezclemos: del dolor nadie te salvará, nadie podrá ahorrarte el dolor, por el motivo que sea. Lo que sí puedes es intentar minimizar el sufrimiento, porque el sufrimiento, a diferencia del dolor, es opcional. Y lo que no podemos tolerar es que el sufrimiento sea una manera de estar en el mundo de algunas personas.

Estos últimos días, el mundo, la vida cotidiana, las noticias, los titulares, columnas como ésta, están llenos de matices... y es en el matiz donde está la verdad de cada uno. Habrá a quien no le interese un debate tan minucioso, pero algunos tomamos la palabra de tema de conversación. No es lo mismo dolor que sufrimiento. Ni es lo mismo justicia que revancha.