Al contrataque

Los otros, siempre otros

En un programa de televisión, tanto los candidatos políticos como los que les hacían preguntas hablaron de los inmigrantes como si fueran una especie alienígena

Mujeres musulmanas en una imagen de archivo.

Mujeres musulmanas en una imagen de archivo. / .13328775

Najat El Hachmi

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En los dos programas que lleva Ana Pastor dedicados a entrevistar a candidatos a las elecciones del 10 de noviembre se ha repetido la misma pregunta desde el público. Tanto a Gabriel Rufián como a Íñigo Errejón les han planteado el “problema” de la inmigración. En el caso del líder de ERC, una señora empezó interpelándolo sobre la situación de los menores no acompañados y por un momento parecía que lo hacía empujada por la preocupación que le generaba la situación de vulnerabilidad que sufren, pero después de la respuesta del diputado, pasó a quejarse del hecho de que la mayoría de los inmigrantes se quedan con todas las ayudas mientras que los españoles dejan de percibirlas. La presentadora del programa hizo un inciso para recordar que los datos objetivos desmienten este prejuicio, pero la señora no pareció muy convencida.

Profunda fatiga

En el caso de Errejón, fue un hombre el que le preguntó sobre el blindaje de las fronteras de Ceuta y Melilla. El candidato de Más PaísMás País usó argumentos parecidos a los de Rufián e intentó despertar, no sé si con mucho éxito, la empatía del español preocupado por una supuesta invasión de extranjeros, contando, entre otras cosas, que vienen a trabajar y pagan impuestos. Pero, a continuación, el propio Errejón pasó a quejarse del hecho de que Europa deje solamente en manos de España el control de fronteras.

Al escuchar ambas intervenciones sentí de repente una profunda fatiga (¿hasta cuándo habrá que desmentir este estereotipo?), pero también una renovada sensación de ser extranjera. ¿Cómo puede ser que tanto los candidatos como los que preguntaban hablaran de los inmigrantes como si fueran una especie alienígena muy lejana? ¿No se les pasó por la cabeza que una parte de la audiencia podía ser ya este otro considerado tan ajeno? Igual si entre el público hubiera inmigrantes haciendo también alguna pregunta, el debate cambiaría completamente.