Opinión | Editorial

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Torra y Colau y los bloqueos

El 'president' y la alcaldesa se emplazan a aprobar los presupuestos del Govern y el Ayuntamiento de Barcelona

Reunión entre Quim Torra y Ada Colau

Reunión entre Quim Torra y Ada Colau / periodico

Después del largo ciclo electoral, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se reunió por primera vez con el presidente de la Generalitat, Quim TorraAda Colau Quim Torra. No fue una entrevista fácil, dado que ambas instituciones y sus respectivos dirigentes mantienen diferencias en terrenos importantes, sobre todo en el de las inversiones y la seguridad. Sin duda, el aspecto más positivo de la entrevista fue la intención expresada por el ayuntamiento y el Govern de la necesidad de aprobar los presupuestos de las dos instituciones y, si es posible, también el del Estado cuando haya un Gobierno en Madrid. Tanto Colau y el ‘conseller’ Damià Calvet, que compareció en nombre de Torra, desearon que sea cuanto antes. La alcaldesa fue especialmente contundente al expresar que las instituciones son de todos y que «la ciudadanía está harta de verlas bloqueadas». Ciertamente, es responsabilidad de todos, empezando por los máximos dirigentes, esforzarse por acabar con el bloqueo institucional y la proliferación de líneas rojas.

En el resto de los temas importantes no hubo acuerdos, aunque alcaldía y Govern se emplazaron a la comisión mixta que se reunirá en octubre. Colau cifró en 280 millones la falta de inversión de la Generalitat en Barcelona desde el 2011, una deuda ciudadana cuyo pago no reclamó, pero instó a que el Govern aumente en 30 millones su aportación anual de 190 millones para compensar ese déficit. La Generalitat no admite la deuda como concepto ni las cifras (sube hasta 290 millones la aportación anual) y, en todo caso, la atribuye a la crisis y al Gobierno central por el déficit fiscal y por los incumplimientos del Estatut en inversiones.

No menor fue el desacuerdo en seguridad. Colau considera insuficiente el aumento de 300 mossos en Barcelona prometido por el ‘conseller’ Buch, a quien acusó de deslealtad por sus declaraciones de que el ayuntamiento se había relajado en este asunto. Trescientos mossos más tal vez no sean suficientes para luchar contra la inseguridad, pero Colau fue poco convincente al defender su actuación contra el 'top manta', sobre todo al ver los resultados obtenidos por el concejal Albert Batlle en solo dos días. Calvet se alineó con Buch y calificó la política de Colau de «errática». El desacuerdo se extendió asimismo a la reacción a la sentencia del Tribunal Supremo sobre el ‘procés’, ante la que Colau defendió la neutralidad institucional y trasladó el protagonismo de las previsibles protestas a las organizaciones civiles.