ANÁLISIS

Errores de cálculo en el golfo Pérsico

Las tensiones entre Irán y Estados Unidos amenazan con provocar un choque frontal de trenes

Una patrulla del Ejército iraní patrulla cerca de un petrolero en el golfo Pérsico.

Una patrulla del Ejército iraní patrulla cerca de un petrolero en el golfo Pérsico. / periodico

Ignacio Álvarez-Ossorio

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El problema de tensar la cuerda constantemente es que podría llegar a romperse en cualquier momento. Esta es la situación actual en el golfo Pérsico, donde las tensiones entre Irán y Estados Unidos amenazan con provocar un choque frontal de trenes. Al restablecimiento de sanciones por parte de Washington, el régimen iraní ha respondido con la reanudación de su programa de enriquecimiento de uranio.

El pasado 21 de junio, Trump ordenó bombardear varias posiciones militares en el país persa después de que el Ejército iraní derribase un dron norteamericano, aunque finalmente dio marcha atrás ante las posibles represalias que podría adoptar Teherán. El reciente incidente en el estrecho de Ormuz, provocado por unas patrullas costeras iranís que impidieron el paso a un carguero británico, eleva aún más la tensión.

El principal peligro en este momento es que cualquier error de cálculo lleve a una situación sin retorno: una chispa inesperada podría desencadenar un fuego que después sería difícil apagar. Un movimiento inesperado por parte de uno de los actores o una lectura errónea de los acontecimientos provocaría una situación incontrolable. El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif, ha advertido al presidente de EEUU, Donald Trump, de que varios elementos de su propia administración, entre ellos el consejero de seguridad nacional John Bolton, intentan arrastrarle a una guerra no deseada.

Bolton, uno de los cerebros de la desastrosa invasión de Irak en el 2003, es uno de los integrantes de lo que el canciller iraní denomina el equipo B compuesto también por el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán y el príncipe heredero emiratí Mohamed bin Zayed. Todos ellos son acérrimos partidarios de dar un castigo ejemplar al régimen iraní.

Alzamiento improbable

La política de Trump hacia Irán difícilmente será exitosa, ya que presenta importantes errores de cálculo. Mediante su estrategia de presión máxima, el presidente norteamericano considera que Teherán se verá obligado, más pronto que tarde, a negociar desde una posición de debilidad y, en consecuencia, a presentar concesiones en una eventual renegociación del acuerdo nuclear. 

Lo que ha ocurrido ha sido exactamente lo contrario, ya que Irán no sólo no ha interrumpido la producción de uranio, sino que, además, la ha elevado superando los compromisos adquiridos en el acuerdo con el G-5+1 en Viena. El órdago de Trump tampoco ha provocado, como esperaba el inquilino de la Casa Blanca, una fractura de las élites iranís. Como es sabido, el régimen iraní dista de ser monolítico, ya que las diferencias entre los sectores reformistas y conservadores son evidentes, pero ambos han unido sus fuerzas al percibir que su posición se encontraba amenazada.

Por último, la posibilidad de un levantamiento interno contra los ayatolás, que dirigen el país con mano de hierro desde la revolución islámica de 1979, no es plausible hoy en día ante la ausencia de una oposición digna de mención en el interior del país.