Dos miradas

Zascandil

Colau cree que Torra debería condenar los "insultos machistas" en Sant Jaume. Estaría bien, pero la crítica -y la reflexión- debería ser más profunda

Colau, Collboni, Maragall y Valls, en la plaza Sant Jaume tras la investidura de Colau como alcaldesa

Colau, Collboni, Maragall y Valls, en la plaza Sant Jaume tras la investidura de Colau como alcaldesa / periodico

Emma Riverola

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O badulaque. Tal vez bachibuzuc. Sí, podía haber sido cualquier de estos insultos, pero las multitudes no están por la elegancia o la imaginación. Los insultos de la calle los carga la indignación, que puede resbalar hacia la pasión, pero también hacia el odio. El machismo, la homofobia o la xenofobia suelen conformar el catálogo de inspiración.

Se ha criticado extensamente los insultos machistas que recibió Ada Colau en la plaza de Sant Jaume. También la llamaron asesina, más definitorio del odio generado. A Colau no la insultaron por ser mujer, sino por arrebatar la alcaldía al independentismo. Se eligió el capítulo de insultos que más se ajustaba a ella, es fácil imaginar el reservado para CollboniColau cree que Torra debería condenar los "insultos machistas". Estaría bien, pero la crítica -y la reflexión- debería ser más profunda y rotunda. Lo ocurrido en Sant Jaume no representa al independentismo, pero no es anecdótico. Es el resultado de crispar las emociones hasta alejarlas de la realidad. La intolerancia siempre tiene hambre. Lo acaba devorando todo, también a quien la alienta.