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26-M: la gran batalla por el poder local

Combo de candidatos a la alcaldía de Barcelona

Combo de candidatos a la alcaldía de Barcelona / periodico

Aún no se han apagado los ecos de las elecciones generales del pasado 28 de abril cuando empieza una nueva campaña electoral, esta vez la de los comicios municipales, autonómicos (excepto en Catalunya, País Vasco, Galicia, Andalucía y Comunidad Valenciana) y europeas. Para los partidos de ámbito estatal, las elecciones son una especie de segunda vuelta electoral en la que habrá que constatar si el impulso de Pedro Sánchez tiene su reflejo en el reparto del poder municipal y autonómico. La encuesta del CIS muestra que el PSOE sigue navegando encima de la buena ola: sería la fuerza más votada en todas las comunidades autónomas excepto Cantabria y Navarra, y ganaría en algunas hoy en manos del PP como Madrid y Castilla y León. El sondeo también muestra que la izquierda lograría repetir victoria en ciudades como Madrid, Valencia y Sevilla.

Unos resultados de este tipo, a expensas de cómo se desarrollarían los pactos poselectorales, supondrían otro duro golpe para el líder del PP, Pablo Casado, que plantea estas elecciones como una pugna con Ciudadanos por el liderazgo en la derecha. En este terreno es vital el papel de Vox. Que la ultraderecha lograra un resultado peor que lo temido en las generales ha hecho que en el camino hacia el 26-M Vox haya perdido presencia mediática, pero no cabe llamarse a engaño: la ultraderecha entrará en numerosos parlamentos y ayuntamientos, y en algunos casos puede jugar un papel relevante en el juego de alianzas poselectorales, por mucho que la estrategia en estos momentos del PP y de Cs pase por apartarse de su socio de gobierno en la Junta de Andalucía.

La encuesta del CIS también constata que la pugna por la alcaldía de Barcelona es una de las contiendas electorales más reñidas y apasionantes del 26-M. Según el sondeo, Ada Colau y Ernest Maragall están prácticamente empatados. El CIS le da a Colau la victoria por solo una décima de diferencia y dibuja un consistorio muy fragmentado.

La batalla electoral de Barcelona se dirime a dos barajas. Por un lado, está en juego si Colau sigue con su proyecto en la ciudad, que durante los pasados cuatro años tuvo que sacar adelante desde una posición de debilidad en el consistorio. Colau es una alcaldesa que ha sido muy criticada desde diferentes estamentos de la ciudad, pero los sondeos coinciden en que mantiene una fuerte base de votos y que tiene opciones de ganar en un ambiente tan polarizado electoralmente como es el catalán.

Esa es la segunda baraja con la que se dirime la cita electoral en Barcelona. El independentismo se ha puesto como objetivo ganar en la capital catalana, y controlar así ambos lados de la plaza de Sant Jaume. Pero como ya sucedió el 28-A, el 26-M es también un duelo dentro del propio independentismo. Si ERC gana las elecciones en Barcelona sería un espaldarazo al proyecto de Oriol Junqueras, que busca revalidar en los ayuntamientos la victoria de las generales ante Junts per Catalunya. Que Junqueras y Carles Puigdemont encabecen las listas de las elecciones europeas de sus respectivos partidos le dan a la votación el aliciente del duelo entre los líderes independentistas. 

Elecciones al Parlamento europeo

Ante el interés que generan las otras convocatorias, las elecciones europeas quedan relegadas pese a la importancia que tienen las decisiones que se toman en la Unión Europea. No hay apenas debate sobre los grandes retos y políticas europeas en la contienda electoral española, y los resultados de las europeas se leerán sobre todo en clave nacional. En este sentido España no es una excepción: en la mayoría de los países de la UE los resultados de las europeas se interpretarán según la política interna, desde Francia, donde Emmanuel Macron se enfrenta a la ultraderecha y al malestar que simbolizan los 'chalecos amarillos', hasta el Reino Unido, que participa en unas elecciones en las que en teoría no debería haber votado. El 'brexit', la gestión de la inmigración y  el auge de la ultraderecha son los grandes temas europeos del momento, pero la construcción europea sigue alejada del debate político mayoritario.