Dos miradas

Campaña primaveral

Ante tanta exaltación, es posible que Pedro Sánchez se salga de la banda superior de las encuestas sin grandes aspavientos

Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Ciudadanos) y Santiago Abascal (Vox).

Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Ciudadanos) y Santiago Abascal (Vox).

Emma Riverola

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La primavera más arrebatada ha irrumpido en la campaña electoral. La derecha de tres cabezas está enfadada. Tanto monta una manifestación contra el aborto (cuya ley no cambiarían ni sus votantes), como amenaza con ilegalizar partidos, lazos y Catalunya entera. Vox dispara con su fuego provocador y deja tierra chamuscada para PP Cs. En Podemos, ha vuelto el hombre. "Después de tres meses de limpiar culos y cambiar pañales estoy más preparado para ser presidente del Gobierno", afirmó Iglesias con cara del más duro del lugar. Llega con el lenguaje belicoso que le hizo rozar los cielos. Las encuestas no le son propicias, así que trata de movilizar a sus más fieles. El problema es que el papel de bestia del sistema ya está tomado. Abascal llega con toda la caballería del populismo ultraderechista.

En la Catalunya convulsa, con un Puigdemont cerril y un Torra encapullado en un lazo amarillo, los de Junqueras parecían ser la alternativa cabal, que no rendida. Pero la primavera se les ha subido a la campaña. Se han lanzado al ruedo con un eslogan refrito del PSC, el espantajo de un pacto entre PSOE y Cs (que la realidad desmiente, aunque, bien pensado, ¿a quién le importa?) y un Rufián que anda en peleas de 'saloon' por el Twitter.

Ante tanta exaltación, es posible que Pedro Sánchez se salga de la banda superior de las encuestas sin grandes aspavientos. Todo depende del nivel de alergia primaveral que flote en el ambiente.