LA CLAVE

Nadie hizo nada el 1-O

Si Forn y Turull no han faltado a la verdad en el Supremo, ni el Govern organizó el 1-O, una mera escenificación, ni el Parlament votó la DUI, concebida como papel mojado

Captura de la señal institucional del Tribunal Supremo con la declaración de Jordi Turull.

Captura de la señal institucional del Tribunal Supremo con la declaración de Jordi Turull. / periodico

ENRIC HERNÀNDEZ

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Los Mossos no ignoraron las órdenes judiciales; las ejecutaron procurando, eso sí, no poner en peligro la convivencia. El Govern no habilitó locales públicos, ni encargó sobres, papeletas o urnas, ni malversó recursos públicos, ni publicitó el referéndum ilegal del 1-O; se limitó a pedir diálogo al Estado y, ante su ausencia, a "dar la voz al pueblo". Y el Parlament tampoco proclamó la independencia el 27 de octubre; solo expresó "el sentimiento legítimo de la sociedad catalana" mediante "una mera declaración política".

Aconsejados por sus letrados, Joaquim Forn y Jordi Turull, los procesados que han respondido las preguntas de la fiscalía en el juicio del Tribunal Supremo, han acotado el alcance real de los hechos que se les imputan a fin de probar su inocencia. Esto es: más allá de las proclamas políticas, ni la Generalitat organizó fácticamente el referéndum del 1-O, que como la consulta del 9-N habría sido obra de los voluntarios, ni la Cámara catalana votó la declaración unilateral de independencia (DUI), sino que manifestó un anhelo, el de constituir una república, que ni siquiera adquirió carácter oficial al no llegar a publicarse en publicación institucional alguna.

Nadie hizo nada, salvo desoír ("ponderar", en expresión de Turull) los mandatos del Tribunal Constitucional para detener la votación del 1-O. Lo que les expondría, todo lo más, a una condena por desobediencia, delito castigado con penas de inhabilitación para ostentar cargo público, pero no de prisión. 

TOMADURA DE PELO

Si estos procesados no faltan a la verdad en defensa propia,  estarían desenmascarando una fenomenal representación político-mediática destinada a escenificar primero un "referéndum vinculante" --así lo publicitó Carles Puigdemont-- e impostar luego una DUI no ya a sabiendas de que era papel mojado, sino procurando que así fuera para minimizar sus efectos penales.

De ser cierto, y algunos datos así lo indican, las fuerzas independentistas y sus pregoneros deberían dejar de arrogarse el supuesto "mandato democrático" del 1-O y dar muchas explicaciones a los dos millones de catalanes a los que habrían, en condicional, tomado el pelo.