Elecciones como única respuesta

Paso y veo

Sánchez ha de explicar el sentido del diálogo para reformar la Constitución si solo se puede hablar de lo que ya incluye y la Santa Alianza, cómo se defiende la Carta Magna violándola con un 155 sin términos ni condiciones

Casado, durante el debate en el Congreso

Casado, durante el debate en el Congreso / periodico

Antón Losada

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La España política parece uno de esos anuncios de apuestas que saturan las transmisiones futboleras. Todo el mundo ofrece las mejores cuotas y las apuestas más seguras. Si me preguntan a mí, no tengo ni idea. Dejé de apostar el día que fui padre y me di cuenta de que el futuro era algo demasiado serio como para dejárselo a los echadores de cartas o de sondeos. Prefiero pasar y ver. De entrada sorprende tanta satisfacción generalizada, como si las elecciones fueran a traer la solución a la inestabilidad y la incapacidad para acordar, cuando todos los sondeos predicen que ningún partido superará los ciento y poco escaños. Tres elecciones en poco más de tres años y no mejora el paciente. La única respuesta que ofrecen unos políticos que no saben gobernar, solo ganar.

La precampaña ha empezado como un festival de cine de terror. O la caspa de Colón o yoplantea Pedro SánchezPedro Sánchez. O 155 o Quim Torraproclama Pablo CasadoPablo Casado. Si amas a España, vota 'Cupido' Rivera. El independentismo ya pone condiciones a un gobierno que ni existe. Auguran en la Moncloa que les beneficia la crisis de Podemos y atribuyen a las fotografías con Voxfotografías con Vox poderes milagrosos de movilización en la izquierda y desmovilización en la derecha. Aunque a la vista de los resultados andaluces más parece un ejercicio de pensamiento mágico que una evidencia. La derecha no se divide, se despliega. Lo saben sus votantes y lo recompensan, no lo castigan. Casado sueña con hacerse un Juanma Moreno y llegar a presidente siendo el candidato que más votos pierda. Quien crea que convocar ahora le pilla a contrapié anda algo desorientado.

Como ya sabíamos, todos explican de maravilla las maldades de los otros. Pero les cuesta bastante más explayarse en detalle sobre sus propias bondades. Sánchez ha de contarnos qué sentido tiene un diálogo para reformar de la Constitución si solo se puede hablar de lo que está dentro de la Constitución. La Santa Alianza tiene que justificar cómo se defiende la Constitución violándola con un 155 sin términos ni condiciones hasta que ganen ellos y los demás renuncien. Hagan sus apuestas.