Análisis

La excesiva bondad de algunos ricos

Los argumentos de rechazo sobre alquileres y salario mínimo me recuerdan la película 'Plácido': sentar un pobre a la mesa en Navidad para mantener los privilegios y tener la conciencia tranquila

zentauroepp36922419 venta pisos171013162945

zentauroepp36922419 venta pisos171013162945 / periodico

Jordi Alberich

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace unos días, el Gobierno aprobó un decreto de medidas urgentes para mejorar el acceso a la vivienda y potenciar el mercado de alquiler a precios asequibles. Entre ellas, la más relevante es el alargamiento de la duración mínima de los contratos de 3 a 5alargamiento de la duración mínima de los contratos de 3 a 5, o hasta 7 años si el propietario no es una persona física.

Del resto de medidas, destaca la limitación de la fianza a dos mensualidades, y la nueva asignación de los gastos de gestión inmobiliaria, que serán a cargo del arrendador, de ser este persona jurídica. Lejos de una reforma, se trata de unos ajustes a la espera de una nueva ley que afronte el enorme problema de acceso a la vivienda para personas de rentas medias y bajas, especialmente en las grandes ciudades.

La respuesta de la oposición ha sido la esperada, el acusar de oportunismo electoral al Gobierno de Pedro Sánchez. Una reacción previsible, en parte fundamentada, si bien lo que interesa a los ciudadanos es que las decisiones de los gobernantes resulten convenientes y ésta en concreto, al margen de quien gobierne, tiene su sentido. 

Aunque también era de suponer, no ha dejado de sorprenderme la reacción desde élites conservadoras. Un rechazo agrio, que sale de lo más profundo, con un argumento central: quienes saldrán más perjudicados son las personas con menos recursos, pues aumentará el precio de los alquileres. Una consideración idéntica a la que recurrieron, hace semanas, para manifestar su repudio al aumento del salario mínimo hasta los 900 euros mensuales. En ese caso, aseguraban que dicho aumento comportaría un mayor desempleo entre las personas con menor capacitación profesional. Hay que ver cómo se preocupan por los más frágiles.

Veremos si estas medidas conllevan algún efecto negativo sobre el empleo y el mercado de alquiler. Creo que no pero, aún suponiendo que los hubiera, el resultado en su conjunto resultaría muy positivo pues, en cualquier caso, son una señal de empatía con los más desfavorecidos. Unas personas para las que alcanzar los 900 euros mensuales resulta fundamental como, también, el tener la tranquilidad de que podrán permanecer cinco años, que tampoco es una eternidad, en la misma vivienda. Pero tanto o más relevante, es ser reconocidos como ciudadanos que, dadas sus circunstancias, merecen una atención prioritaria por parte de los poderes públicos. Y para recomponer la fractura social que nos deja la crisis, resultaría muy positivo que las élites mostraran una sensibilidad similar.

Sin embargo, su bondad se manifiesta de manera que recuerda más bien aquella manera de entender la vida que retrató tan genialmente Berlanga a inicios de los 60, con su película 'Plácido'. Esta giraba alrededor de la iniciativa de compartir mesa con un pobre en la comida de Navidad. De lo que se trataba era de mantener los privilegios y tener la conciencia tranquila. Bajo formas distintas, el fondo es parecido. Con las muestras de bondad comentadas, ya no resulta necesario sentar a un pobre en su mesa el día de Navidad.