Análisis

La vía española

Cualquier ejemplo que haya comportado un conflicto armado no es un buen ejemplo... De momento, sabemos que la vía española consiste en encarcelar y golpear antes que razonar y argumentar

El presidente de la Generalitat, Quim Torra.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra. / ELISENDA PONS

Andreu Pujol Mas

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El problema de usar episodios históricos para ilustrar la acción política del presente es que es fácil que aquellos que no tienen ganas de escucharte cojan el rábano por las hojas: todo se puede sacar de contexto porque, evidentemente, el contexto nunca es exactamente el mismo.  Las declaraciones del 'president' Quim Torra después de su visita oficial a Eslovenia han llenado páginas y minutos de pantalla con replicas, contrarréplicas, disertaciones y artículos sobre la 'vía eslovena'.

Ciertamente, cualquier ejemplo que haya comportado un conflicto armado no es un buen ejemplo, en tanto que genera alarmismo innecesario y es de buen aprovechar para todos aquellos que quieren eludir el debate político civilizado porque pueden sustituirlo por simplificaciones caricaturescas. Por el contrario, el caso escocés es mucho más fácil de entender para todo el mundo por su proximidad cronológica y geográfica. Hace justo cuatro años, en un país de la Unión Europea, se pudo debatir con normalidad acerca de la soberanía, ejerciendo el derecho a la autodeterminación. No fue en la otra punta del mundo en una colonia infestada de mosquitos, ni es una historia contada en lengua muerta en un pergamino que lleva siglos acumulando polvo.

Seguro que esta también era la vía eslovena y que los eslovenos se habrían ahorrado la 'guerra de los 10 días' si hubieran podido escoger. La diferencia entre Escocia y Eslovenia es que los primeros al otro lado del tablero se encontraron una democracia occidental consolidada, con respeto por los derechos individuales y colectivos. Los eslovenos, no. Sobre el papel España debería parecerse mucho más al Reino Unido que a la antigua Yugoslavia. Es un país que ha suscrito los mismos tratados internacionales, que forma parte de las mismas alianzas y deberíamos presuponerle un comportamiento similar, cumpliendo unos mismos estándares. De momento, sabemos que la vía española consiste en encarcelar y golpear antes que razonar y argumentar.