DOS MIRADAS

Bassa, Dolors

La política presa sufre la discriminación por el hecho de ser mujer en una cárcel mixta

La 'exconsellera' de Trabajo, Dolors Bassa

La 'exconsellera' de Trabajo, Dolors Bassa / JORDI COTRINA

Josep Maria Fonalleras

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando hablamos de presos y exiliados solemos referirnos a los hombres. La invisibilidad femenina no solo es física sino también política, porque, mientras que en Lledoners se ha establecido un politburó donde la efervescencia estratégica es notoria, poca gente tiene en cuenta, por ejemplo, la situación de Dolors Bassa o Carme Forcadell. Y sus opiniones. Bassa, recluida en el Puig de les Basses, publica artículos sobre temas sociales y por supuesto que tiene un criterio propio a la hora de analizar la situación actual. Pero no se habla mucho de ella, por no decir nada. A diferencia de lo que viven los presos masculinos (y hablo de ella porque conozco más detalles) sufre, además, la discriminación por el hecho de ser mujer en una cárcel mixta, es decir, mayoritariamente de hombres.

Lo explica en una entrevista espléndida que ha emitido 'El Balcó' de la SER. Habla de la lucha que mantuvo para que los derechos fueran iguales entre todos los reclusos y de la dificultad que significa convivir en un pabellón sin módulos diferenciados, a la intemperie. El lado humano de su testimonio es estremecedor. Proviene de una mujer firme y decidida, discreta y luchadora, pero también consciente de sus debilidades. Dice que las visitas familiares son un engaño porque todos hablan como si no pasara nada. "O quizá no, porque todos somos conscientes del engaño". De lo que se trata es de resistir, de afrontar los embates con coraje, de sobrevivir al desánimo. De fortalecerse.