El tablero político
Vox, sí; PACMA, no: un grave error
La proyección del partido ultra contrasta con el eclipse informativo de los animalistas, que tienen una mayor intención de voto según el CIS
Xavier Casals
Historiador y profesor de la Facultat de Comunicació Blanquerna (URL).
Doctor en Historia Contemporánea, profesor universitario y colaborador de diversos medios de comunicación
Xavier Casals
Vox ha logrado estar muy presente en los medios de comunicación, a diferencia del Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA). Y ello a pesar de que su estimación de voto según el CIS (un 1,6%) es mayor que la de Vox (1,4%). ¿Por qué se produce esta situación? Desde nuestra óptica se explica por tres dinámicas que interactúan entre sí y que comentamos a continuación.
Por una parte, el hecho de constituir Vox la acusación particular del proceso secesionista catalánproceso secesionista catalán le ha brindado notable protagonismo informativo. Por otra parte, hay una marcada competencia entre PP, Cs y Vox por su potencial electorado. Desde esta óptica, también es lógico aludir a Vox en términos informativos, especialmente cuando sondeos como el del CIS le otorgan presencia institucional. Finalmente, una tercera dinámica actúa como trampolín mediático de Vox: el progreso de la ultraderecha europea. Cada vez que se produce un ascenso de partidos de este espectro ideológico en algún país se hace una referencia al caso español, en el que Vox es el aparente rótulo emergente.
La insatisfacción ciudadana con
la política tradicional no ha terminado con el tetrapartidismo actual (PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos)
Sin embargo, otro elemento estimula la información continuada sobre Vox: la asociación de la ultraderecha a la amenaza por excelencia de la democracia. Al proyectar este enfoque aquí, el "enemigo de la democracia" que tanto progresa en Europa parece hallarse ahora en ciernes de realizar el asalto a las instituciones en España. Y ello es novedoso después de los 36 años transcurridos desde que el partido neofranquista Fuerza Nueva (FN) se disolvió al perder su escaño en el Congreso en 1982. Este factor hace que Vox merezca una atención sobredimensionada y sea noticia sin generar novedad alguna. Logra así una cuota de visibilidad que puede estimular su apoyo en las urnas (al proyectarse como una marca de "voto útil") y cumplir una autoprofecía: los medios de comunicación anunciaron que podía entrar en las instituciones y lograrlo finalmente.
La proyección de Vox contrasta con el eclipse informativo del PACMA. Ciertamente, es un partido monotemático (centrado en defender los derechos de los animales) y su 'leitmotiv' ya es conocido, por lo que suscita limitado interés. No obstante, hay dos elementos que deberían mover a la reflexión sobre su falta de visibilidad en contraste a la de Vox.
Por una parte, como hemos visto, el CIS le otorga mayor intención de voto que a Vox. Por otra parte, si bien es cierto que Vox logró mejores resultados en los comicios europeos del 2014 (244.929 votos, 1,5%) que el PACMA (176.237 votos, 1,1%), esta última formación obtuvo grandes apoyos en las urnas en los últimos comicios legislativos: 1.199.759 sufragios en el Senado (1,9%) y 284.848 en el Congreso (1,2%). Es más, en Catalumya, pese a la situación política de máxima polarización, sus apoyos no han cesado de crecer en los comicios autonómicos: 20.861 votos (0,5%) en el 2012; 30.157 (0,7%) en el 2015; y 38.743 (0,8%) en el 2017. Pese a ello, el PACMA aparece poco en foros mediáticos y su liderazgo e ideario casi no se comenta, por lo que resulta prácticamente desconocido (¿alguien sabe algo de las políticas de empleo de su programa electoral?).
Pero, sobre todo, no se tiene en cuenta que Vox y el PACMA plasman un fenómeno importante y que pasa desapercibido: muestran que la insatisfacción de la ciudadanía con la política tradicional no ha terminado con el tetrapartidismo actual (PP, PSOE, Cs y Podemos) y puede configurar un mapa político más fragmentado. En este sentido, la comparación de sus supuestos apoyos ofrece datos de interés innegable, pues, según un artículo de 'El Confidencial', "los perfiles de sus votantes […] son prácticamente lo contrario. Si el votante medio de Vox es un varón de 55 años de derechas, el del PACMA es una mujer de 33 de izquierdas".
En suma, hoy se sobredimensiona la importancia de Vox y se infravalora la del PACMA. Ello no solo es una equivocación al calibrar su respectiva relevancia, sino también un error de calado. Ambos rótulos son el anverso y el reverso de un mismo fenómeno: la persistencia de la insatisfacción del electorado ante los partidos actuales, sean tradicionales o nuevos. Prestar atención a solo una de sus caras (Vox) deforma la realidad política emergente y amputa una de sus dinámicas, ya que solo parece crecer la ultraderecha cuando no sucede así, como testimonia el PACMA.
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