Dos miradas

De difuntos

Los oficiantes de funerales que actúan por encargo me fascinan. Después, irán a tomar un vermut o se abrazarán, amorosos, a la pareja y comentarán el funeral como el que explica cómo ha ido el día en la oficina

TANATORIO

TANATORIO / periodico

Josep Maria Fonalleras

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Hay funerales de muchos tipos. Desde el ampuloso al humilde entierro al que solo asiste la familia más cercana. Desde la pesadez de la muerte, que se concreta en la lenta, inefable, silenciosa introducción del ataúd en el nicho, hasta el esparcir de las cenizas de Steve Buscemi en un acantilado frente al mar: el viento las empotra en la cara imperturbable de Jeff Bridges, por culpa del chapucero John Goodman, en aquella escena memorable de 'El gran Lebowski'. Son cosas que pasan y cada uno las aguanta como puede.

He estado en el funeral del padre de un amigo. No conozco mucho a la familia y aún conocía menos al difunto. La sala del tanatorio era discreta y luminosa, con vistas al mar. Tras la ceremonia laica, con la mínima aportación de un par de velas y de un crucifijo de mesa, el espacio se convirtió en un altar. Antes, sin embargo, el funeral fue presidido por un actor que llevaba el papel aprendido con una profesionalidad intachable. Se enteró de las circunstancias personales del difunto, habló de su personalidad e infundió, en la familia y los amigos, una cierta sensación de placidez, elegante y con una melena casi bíblica.

Estos oficiantes que actúan por encargo me fascinan. Después, irán a tomar un vermut o se abrazarán, amorosos, a la pareja y verán una película de terror sentados en el sofá. Y comentarán el funeral como el que explica cómo ha ido el día en la oficina. Me fascinan.