PUGNA POR EL CONTROL EUROPEO

Berlín busca el máximo poder en la UE

La cancillera alemana, Angela Merkel.

La cancillera alemana, Angela Merkel. / periodico

Eliseo Oliveras

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La cancillera alemana, Angela Merkel, que afronta una situación de debilidad política interna a causa de la gestión de la crisis migratoria, se prepara para ampliar al máximo el poder alemán sobre la Unión Europea (UE) y colocar en el 2019 a un conservador alemán al frente de la Comisión Europea, el principal cargo político de la UE.

Este objetivo ha pasado a convertirse en prioritario para Merkel, primando sobre su pretensión inicial de nombrar al presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, como presidente del Banco Central Europeo (BCE), al expirar el mandato de Mario Draghi en el 2019, aunque sin abandonar esta opción por completo. Las resistencias que despiertan las posiciones de halcón ultraortodoxo de Weidmann y la tutela en la sombra que ya ejerce Alemania sobre el BCE como potencia dominante han decantado las prioridades de Merkel a obtener primero la presidencia de la Comisión Europea. El mandato de Draghi no expira hasta el 31 de octubre del 2019, después de la elección del presidente del Ejecutivo comunitario

Renovación del Ejecutivo

En el 2019, tras las elecciones al Parlamento Europeo del 23 al 26 de mayo, se procederá a la renovación del Ejecutivo comunitario. Desde los comicios del 2014 con la nominación de Jean-Claude Juncker ha quedado informalmente establecido que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE sólo pueden escoger como candidato a presidir la Comisión Europea al cabeza de fila del partido europeo más votado o del grupo parlamentario capaz de lograr el respaldo de la mayoría de la Eurocámara. Este nuevo procedimiento, conocido como Spitzenkandidaten (candidato líder), exige que el aspirante a dirigir la Comisión Europea haya concurrido a los comicios europeos y haya sido votado previamente por los ciudadanos.

El Partido Popular Europeo (PPE) de Merkel es el grupo que parte como favorito en los comicios, mientras que los socialdemócratas continúan con su retroceso electoral debido al descontento de sus votantes tradicionales por haber asumido una política económica de derechas. No obstante, los populares deberán negociar el respaldo de otros grupos del Parlamento Europeo para asegurarse la mayoría absoluta requerida para el nombramiento del presidente de la Comisión Europea.

Frenar el populismo de ultraderecha

Una de las incógnitas es si el presidente francés, Emmanuel Macron, será capaz de repetir a nivel europeo su estrategia electoral francesa de intentar dinamitar a populares y socialdemócratas, captando a figuras y partidos para una plataforma europeísta que se presentaría como la mejor barrera contra el avance del populismo ultraderechista euroescéptico. De momento, esas maniobras no han dado frutos.

Inicialmente, Merkel prefería para el puesto a su estrecho colaborador y ahora ministro de Economía, Peter Altmaier. Pero la cancillera se ha decantado al final por respaldar al líder del grupo popular en la Eurocámara, Manfred Weber, tras consultar a los conservadores franceses, según la prensa alemana. La candidatura de Weber ya había sido respaldada previamente por el comisario de presupuestos, el alemán Günther Oettinger. Weber pertenece a la Unión Social Cristiana bávara (CSU), socio político de Merkel, por lo que su designación podría rebajar la tensión entre los conservadores bávaros y la cancillera por la cuestión migratoria.   

Influencia efectiva

El Gobierno alemán ya cuenta actualmente con una enorme influencia en la Comisión Europea, en especial a raíz del polémico nombramiento relámpago en marzo de Martin Selmayr, próximo a la cúpula de los conservadores alemanes, como todopoderoso secretario general del Ejecutivo comunitario, que controla todas las decisiones y propuestas políticas y legislativas de la Comisión Europea, incluido el restrictivo proyecto presupuestario 2021-2027. El controvertido nombramiento de Selmayr fue condenado por el Parlamento Europeo en abril y la Defensora del Pueblo de la UE, Emily O'Reilly, abrió en mayo una investigación por sus irregularidades.

Con un conservador alemán como presidente de la Comisión Europea, la política de austeridad se verá reforzada aún más en la UE y seguirá frenando la inversión pública, el gasto social y el crecimiento, en un momento que la economía europea ya se está ralentizando. El crecimiento de la eurozona ha pasado del 2,8% anual en el último trimestre del 2017 al 2,2% en el segundo trimestre de este año, según Eurosat. En Alemania, el debilitamiento es incluso más marcado: del 2,8% al 1,9%. La obtención del respaldo a Weber de otros miembros del Partido Popular Europeo implicará además un marcado giro derechista, a tenor de las posiciones ultraconservadoras defendidas por los primeros ministros populares de Hungría, Viktor Orbán, y de Austria, Sebastian Kurz, y por el líder del PP español, Pablo Casado.