LA SITUACIÓN POLÍTICA EN CATALUNYA

Razones, errores y paz

Hay que olvidar el ánimo de destrucción del adversario, necesariamente todas las partes deberán ganar y tendrán que perder

lainz43440813 enfrentamientos con las cruces amarillas en playas de catalu180521212548

lainz43440813 enfrentamientos con las cruces amarillas en playas de catalu180521212548 / periodico

Àngel Miret Serra

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Debo comenzar con una declaración: si, como deseo, algún día se pregunta a los catalanes si nos queremos constituir en Estado soberano, mi respuesta será favorable. Creo que esta opción sería la mejor: tanto social como cultural y económicamente.

Siempre tengo presente, sin embargo, la posibilidad de cometer errores de percepción y análisis. Lo constato por la experiencia de los muchos desaciertos cometidos en el transcurso de mi vida. Imaginemos que, en esta cuestión, mi error se puede situar en un porcentaje de entre el 10% y el 30%. Es lógico pensar que también aquéllos que mantienen una posición contraria a la independencia pueden tener un porcentaje similar de error. Ya podríamos disponer así de un primer espacio de diálogo pensando que quizás el adversario tiene la razón que forma parte de mi error.

Una segunda hipótesis a considerar es que sería razonable que en estos últimos años ambas partes hayan cometido errores no solo de apreciación: la gestión del Estatut d'Autonomia, sesiones en el Parlament, leyes impugnadas...

El uso del lenguaje

A partir de este doble reconocimiento se podría empezar a dialogar. Y propongo un primer aspecto en el que nos podríamos poner de acuerdo: el uso del lenguaje. Ambas partes han utilizado con profusión descalificaciones para referirse al adversario como "nazi", "fascista", "supremacista" o "terrorista" con desprecio hacia las víctimas que han sufrido estos fenómenos. ¿Podemos comparar la ideología que gobernó Alemania de 1933 a 1945 y el holocausto que provocó millones de muertos con el actual conflicto político? La respuesta solo puede ser una: rotundamente no.

Asimismo sería conveniente dejar de lado la grandilocuencia verbal y la dramatización persistente (golpes de estado, rotura social y familiar…). Se suceden las horas graves, los días históricos y las declaraciones altisonantes. La realidad es que hemos sufrido todo tipo de controversias y desgracias en el transcurso de nuestra historia y hoy el debate no tiene en su cuenta deudora ninguna situación irreversible.

A partir de esta contención verbal y gestual sería factible comenzar a percibir al 'otro' no como la encarnación del mal sino como una persona -o colectivo- que interpreta la realidad de una manera diferente a la nuestra y que propone unas soluciones pensando, de buena fe, que son las mejores. Y que, por lo tanto, merece respeto.

Un cuarto factor sería olvidar definitivamente el ánimo de destrucción del adversario. Ni unos ni otros cambiarán de criterio fácilmente, y no es bueno humillar y despreciar. Necesariamente todas las partes deberán ganar y tendrán que perder.

Finalmente, creo que es indispensable que los presos y los que no están en Catalunya tengan un trato justo. También muchas personas que no son independentistas consideran el encarcelamiento preventivoencarcelamiento preventivo injustificado en términos estrictamente técnicos y las calificaciones jurídicas que se les imputan fuera de lugar. Es necesario que todos ellos regresen a sus casas.

Con estas sencillas bases podemos iniciar un diálogo que aporte soluciones al callejón sin salida actual que, finalmente, permita encarar el futuro con garantías de justicia social y de paz.

El pasado mes de febrero murió un amigo, frágil, terco, cercano y socarrón, Jaume Botey, siempre en lucha por la pazJaume Botey. Suya es la frase "No hay nada más reaccionario que creer que no hay nada que hacer".