Trump, ni sátira ni ópera

Con casi todas las novelas del recién desaparecido Philip Roth se puede hacer un máster en 'americanología'. Da igual que sean autobiográficas o ficción, o las dos cosas a la vez. Lo que hizo fue la historia de Estados Unidos, los suyos y los que, desde la lejanía transatlántica, reconocemos como nuestros desde la admiración o desde el rechazo. Ahí están grandes novelas que son realmente crónicas como 'Pastoral americana', 'La mancha humana' y 'Me casé con un comunista'. Pero antes, Roth había hecho una incursión claramente política con 'Nuestra pandilla', una sátira agria, feroz e hilarante de Richard Nixon.

El autor cita con acierto al inicio de esta novela a dos de los más grandes escritores satíricos que ha dado la literatura, al gran maestro Jonathan Swift y al George Orwell de 'Rebelión en la granja'. La sátira es tan antigua como la misma literatura con autores que van desde Petronio y su 'Satyricon', hasta Francisco de Quevedo, Voltaire o Joseph Heller, el de 'Catch 22'.

Roth no nos ha dejado una sátira de Trump al estilo de la clarividente que dedicó a Nixon (la escribió y publicó un año antes de que estallara el escándalo del Watergate, que acabó con la vida política del presidente). Sí nos ha dejado una visión de lo que sería EEUU bajo un líder supremacista, racista y aislacionista. En 'La conjura contra América' (2004), imagina que el célebre aviador Charles Lindberg llega a la presidencia tras derrotar al demócrata Franklin D. Roosevelt y lo que resulta es demoledor. Leída ahora esta novela de política-ficción da escalofríos. Parece haber sido fuente de inspiración de muchos discursos y anuncios de Trump.

Pero a lo mejor el presidente multimillonario no merece ni una sátira. Según John Adams, autor de óperas como 'Nixon en China', 'Doctor Atomic' y 'La muerte de Klinghofer', sobre historias reales de nuestro tiempo, que se encuentra en Barcelona estos días, Trump no tiene ningún interés desde el punto de vista dramático por tratarse de "una personalidad sin motivos humanos", un "hombre sin alma".