La investigación científica, a debate

La situación de las universidades españolas universidades españolas es delicada en muchos aspectos, como el de la financiación recurrente, las elevadas tasas y la débil política de becas, la falta de un decidido empuje de la administración en materia de investigación (muy por debajo de los estándares occidentales), la precariedad laboral de un profesorado sin alicientes académicos y, sin ir más lejos, la endogamia en muchos claustros. 

Es en la inversión en I+D, sin embargo, donde el problema es acuciante y sirva un solo dato para corroborar esta preocupación. La variación del gasto público en I+D entre 2009 y 2016 descendió un 12,6% en España mientras que en el conjunto de la UE aumentaba un 17,5%.  

En Catalunya, la cuestión también se dirime en otros términos, a partir de la política de la Generalitat de incentivar, desde el 2005, los Centres de Recerca de Catalunya (CERCA), una red de 40 organismos independientes, con modelos de gestión privados y voluntad de impacto internacional. Las universidades –que en las últimas ayudas SGR, Suport als Grups de Recerca, no han logrado ni el 50% del total– se quejan de la tendencia a promocionar los CERCA en detrimento de los grupos científicos consolidados que asumen carga docente y producen más del 70% de las publicaciones indexadas.

El debate está sobre la mesa, porque existe el riesgo de primar un concepto de excelencia que, en un futuro, podría convertir a la universidad pública en una academia docente sin la base de una investigación de primer nivel.