ANÁLISIS

Iniesta y Neymar: vidas poco paralelas

La posible marcha del capitán al fútbol chino nada tiene que ver con la fuga vergonzosa del brasileño al PSG

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Antonio Bigatà

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Tengo la desagradable sensación de que nos están preparando para que sepamos digerir la salida de Iniesta. Que la idea de que se acaba su presencia en el equipo nos entre en el cerebro poco a poco, como si nada. Me lo hace pensar cierta aureola fatalista que destila el club en relación a este tema (pese a que diga con sinceridad, por activa y por pasiva, que desea que continúe), y me lo induce de manera primordial el propio jugador cuando declara que todavía no ha decidido nada, que todo dependerá de su estado físico a final de temporada, que ya veremos, y que únicamente continuará si está en condiciones de seguir cumpliendo el nivel de exigencia que reclama la grandeza del Barça...

Me parecen pamplinas.  Iniesta se ha cuidado bien y al final de la temporada estará físicamente tan apto como ahora además de tener futbolísticamente hablando talla más que de sobra para continuar como habitual en el 'once' barcelonista. No ha entrado en ningún declive.

Se ha ganado el derecho a hacer lo que decida

Si  la cuestión fuese esa ni hablaríamos del tema porque todo está muy claro. Pero si el asunto es un legítimo deseo de cambiar de aires para conocer mundo es otra cosa: lo merece y adelante. Si le apetece el pelotazo de ganar más dinero del que puede darle el Barça cerrando su etapa de jugador en otra latitud, fantástico, que lo haga, que haga caja por si lo necesita para su negocio de vinos. Si tiene ganas de bajar el pistón y jugar con menos presión donde no le importe cansarse menos, que no se reprima. Y si es una mezcla de todo lo anterior, que lo materialice porque se lo ha ganado.

Pero, por favor, que no nos hablen de si su continuidad le conviene al Barça. Él todavía engrandece al barcelonismo. Además el Barça con Iniesta tiene la oportunidad de saldar una cuenta histórica consigo mismo: sacarse la maldita espina de no saber acabar bien la etapa de gloria de un jugador. Iniesta es la gran oportunidad. Puede ser la figura que vaya envejeciendo dentro de la plantilla rindiendo en un plano poco a poco decreciente pero digno, hasta que de el salto para incorporarse a los servicios técnicos o a tareas representativas. Estaría bien que por fin se supiera cerrar la etapa futbolística de un grande sin el menor mal rollo.

En cualquier caso la posible salida de Iniesta no tendría nada que ver con la de Neymar, que se fue engañando como si fuese un Figo cualquiera pese a lo mucho que se le quería. Entre otras cosas porque Iniesta es un 'culé' de verdad, de corazón, y no un mercenario al que le hacía gracia hacerse millonario y dar un brillante espectáculo siendo barcelonista.

Viendo a Neymar en el PSG el barcelonismo se ha enterado de lo que se ha librado. Ney  se ha desatado enseñando toda la mediocridad humana que lleva dentro. Ahí están sus peticiones de aumento de sueldo pocos meses después de firmar su contrato, el descuido de su forma física y su desdén ante lo que no le resulta placentero.

Las malas artes del jeque

El jeque Al Khelaifi se lo llevó a París utilizando todas las malas artes del mundo pero ahora las sufre en su propia carne, quizá porque Neymar ha aprendido de él lo poco que le faltaba por saber sobre prepotencia y avidez infinita por el dinero.

Las de Iniesta y Neymar no son unas vidas paralelas sino casi lo contrario. Coincidieron triunfalmente en el Barça pero no tienen nada que ver. Por eso Iniesta merece acabar superbién entre la añoranza de todos por su juego y su personalidad, y no sólo por su espectacularidad.