AL CONTRATAQUE
Domingo de resurrección
Tras la resucitación de Gonzalo Montoya han dimitido Mas, Mundó y Lloveras, y Puigdemont quizá tomará telequinésica posesión como 'president'
Xavier Sardà
Periodista
Es licenciado en Ciencias de la Información, con una amplia trayectoria en radio y televisión. Su actividad se centra actualmente en tertulias de carácter político.
XAVIER SARDÀ
La noticia dice así: "Un preso de la prisión de VillabonaVillabona, en Asturias, al que los médicos dieron por muerto, recobró el conocimiento después de trasladarle al Instituto Anatómico Forense para practicarle la autopsia". Dos médicos de la prisión dan por muerto al preso y luego llegan al centro penitenciario el juez de guardia, la Policía judicial y la médico forense. Unanimidad: el muerto está muerto.
Cuatro horas después de que el falso muerto sea depositado en la morgue del anatómico, el personal de guardia oye que ronca y que se mueve. El muerto, digo. No les parece normal y avisan de que hay un muerto que se comporta de forma poco propicia como difunto. El neonato es llevado al hospital y se avisa a la Guardia Civil que, al principio, no entiende gran cosa. El padre y la esposa del muerto tienen un disgusto-alegría. Los de Instituciones Penitenciarias dicen que «se ha cumplido el protocolo correctamente». Tajantes. Así. El muerto viviente tenía ya pintada en el tórax la línea para abrirlo en canal.
Con noticias como esta, Edgar Allan Poe se habría dedicado a la ebanistería. Estamos en una cárcel y encuentran al preso Gonzalo Montoya, de 29 años, inconsciente y en estado "cianótico azul". Muerto, vamos.
He contabilizado cinco especialistas más algún funcionario de prisiones observando el muerto "no positivo" –término técnico cuando se declara muerto a un vivo–. En realidad, morir debería ser lo negativo, pero por lo visto es lo positivo para los profesionales. Es así y no hay más.
Milagro y ascensión
Quiero ser respetuoso porque es un tema delicado... Pero estamos en fechas muy señaladas y se produce lo que simple y llanamente es una resurrección. Una resurrección, el domingo 7 de enero. Domingo de resurrección. Mírese como quiera mirarse, pero aún colea la que montamos por otra resurrección no comprobada de hace 2.000 años. Esta ha tenido seguimiento policial, judicial, médico y periodístico. Hay milagros mucho menos documentados.
En la noticia también tenemos lo del buen ladrón, la penitencia carcelaria y la extracción humilde del resucitado. 'A tutti plen'. Quien no quiera ver la señal del advenimiento, con su pan se lo coma. Además, Gonzalo pilló una neumonía en la nevera mortuoria. Gonzalo ya tiene cientos de seguidores en las redes. En Galilea solo eran 12. Gonzalo puede ser indultado, que es casi mejor que una ascensión. No hay color.
Los 'gonzalistas' de esta Epifanía milagrosa debemos tomar nota y analizar sus posibles efectos en Catalunya. Tras la resucitación han dimitido Artur Mas, Carles Mundó de Esquerra, Neus Lloveras de la AMI, y declina Forcadell. ¿Casualidad? Por si esto fuera poco, Puigdemont quizá tomará telequinésica posesión como 'president'Puigdemont. ¿'Gonzalismo'?
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