TRIBUNA

¿Y tú de quién eres?

En algunos partidos la estrategia pasa por que no tengamos claro de quién son los que van en la lista

Artur Mas con Francesc Homs.

Artur Mas con Francesc Homs. / periodico

Olga Ruiz

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A los que habéis tenido la suerte de tener pueblo no solo os resultará familiar la pregunta, sino que además podréis revivir esta escena: un grupo de ancianos arreglando su mundo a golpe de silencios sabios y reflexiones certeras, sentados en un corrillo de sillas en la calle. Un auténtico y sagrado simposio sobre el pueblo y sus gentes, todos conocidos, rostros familiares.

Por eso, especialmente después del estirón propio de la adolescencia, cuando los hijos de los hijos de esos abuelos llegábamos al pueblo a vivir sus fiestas patronales, y a sentirnos libres y adultos sin horarios ni deberes, alguno de ellos mirándonos de arriba a abajo nos preguntaba: ¿Y tú de quién eres? Nunca llegábamos a responder, siempre alguien del mismo corrillo aclaraba: "Sí, mujer, es la pequeña del Antonio, el de la casa donde la vaquería". Ahí se acababa, una vez tenían claro quién era, ellos y yo seguíamos a lo nuestro.

Responder esta semana a la pregunta '¿y tú de quién eres?' en clave política se antoja complicado y embarazoso a partes iguales. Los partidos apuran los últimos días antes de que el próximo viernes finalice el plazo para presentar al completo las listas electorales cara a las elecciones del 21-D y, por lo que parece, en algunos casos la estrategia pasa por que no tengamos claro de quién son los que van en la lista. Me inclino por llevar un árbol genealógico a modo de chuleta el 21-D para situar los orígenes políticos de los candidatos.

El embrollo es mayúsculo, el 'president' cesado Puigdemont desde Bruselas se postuló para una lista unitaria que le ha salido rana por la dichosa pregunta que hoy nos ocupa: ni ERC ni la CUP han querido arriesgarse a que alguien se apresurara a responder que eran de la 'llista del president' y han preferido no ser de nadie más que de ellos mismos, emancipación política, hartazgo o desconfianza, que cada cuál elija el motivo.

Pero lo rocambolesco de la historia es que descartada o casi la lista unitaria --en el independentismo cuenta hasta el tiempo de descuento--, el PDECat se ha propuesto conseguir el más difícil todavía: huir de ellos mismos para que no parezca que son lo que realmente son: un partido con un nombre virgen todavía a efectos electorales y un programa político absolutamente desconocido.

Y así es como el PDECat se disfraza de Junts per Catalunya, una fórmula que vuelve a vendernos sensación de pertenencia a un grupo, a una familia, que nos regala vínculos afectivos. En catalán lo llamamos 'germanor' no se sabe bien con quién ni para hacer qué, pero 'germanor' (hermandad) al fin y al cabo.

La cuestión es que para que el destete del PDECat sea evidente ya se habla de una lista utilizando el manido término transversal y se trabaja en el fichaje de nuevas caras que no sean facilmente asociables al PDECat, que no parezca lo que son, en pocas palabras. Si estos días me encontrara casualmente con Marta PascalDante PérezRamon Espadaler o Carlos Jiménez Villarejo, solo les haría una pregunta de compleja respuesta: ¿Y tú de quién eres?