LA CLAVE
¿A quién beneficia el paso del tiempo?
Rajoy y Puigdemont darán este domingo el mensaje más importante de su vida porque son los únicos que pueden cambiar el ritmo del partido
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
Hemos llegado hasta la dimensión desconocida, entre otras cosas, porque los litigantes han calculado mal el paso del tiempo. El independentismo hiperventilado ha empujado a los suyos, con el famoso 'tenim pressa', a dar tirones bruscos (como el del 27-S) en los que han perdido por la cola algunos componentes decisivos del pelotón. Por el lado del inmovilismo ha primado la idea del suflé o del calentón, según la cual el simple paso del tiempo acabaría deshinchando al independentismo. Lo cierto es que ha pasado en ambos casos justo lo contrario de lo que pronosticaron. El paso del tiempo ha ido solidificando el perímetro del independentismo que sigue aún sin ser nítidamente mayoritario pero que es el bloque más cohesionado y el que aún consigue atraer a individuos del 'no', ya sea para apoyar el referéndum, ya sea para saltar al 'sí'. En cambio, el mero paso del tiempo ha dejado al inmovilismo atrapado en un laberinto jurídico que, pese a su aparente eficacia, le lleva a perder el control de la situación como se ha demostrado en algún episodio desproporcionado del fiscal general del Estado, José Manuel Maza quien en lugar de reducir a los últimos irredentos del suflé cuenta por centenares a los investigados.
Este domingo es decisivo para cambiar el paso en la percepción del tiempo entre los litigantes. Algunos quieren empujar al independentismo a realizar una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) en base a los resultados de un referéndum hecho con la mejor de las intenciones pero intervenido por el Estado. Otro acelerón en forma de DUI volvería a reducir el perímetro del independentismo a los aciagos episodios del 6 y 7 de setiembre, aprobando las leyes de desconexión a trompicones. Perdería el impacto exterior conseguido en las dos últimas semanas que aunque tímido ha comprado el tema de la defensa de derechos fundamentales y repelería definitivamente al mundo de los partidarios del referéndum que han salido en defensa de las instituciones catalanas. Y de igual manera, si el inmovilismo pretende ejercer el monopolio de la violencia aunque encuentre solo resistencia pacífica, la única cosa que conseguirá será generar unas imágenes que correrán por las redes y por las rotativas empozoñando el Estado de derecho que se pretende defender. El fracaso de la política lo ha dejado casi todo en manos de ciudadanos y funcionarios de distintas administraciones. Pero esa dinámica debe acabar. La noche de este domingo Rajoy y Puigdemont deben volver a la política porque darán el mensaje más importante de su vida. Si uno se queda enredado en la justicia y el otro acelera en la desobediencia nos adentraremos aún más en esta dimensión desconocida. Y entonces sí tendrán razón los que auguran una fractura social porque las instituciones habrán sido refractarias a los problemas de la sociedad y no al revés. Esperamos que estén a la altura de la gente, especialmente de la que no piensa como ellos.
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