Opinión | EDITORIAL

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Un curso con múltiples retos

La integración y la cohesión social tras los atentados de Barcelona y Cambrils marcan el inicio de un nuevo curso escolar

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Este martes empieza un nuevo curso escolar, un reencuentro con las aulas y con la educación, una de las bases de la democracia. Un curso que tendrá las mismas características de cada septiembre, con debates sobre una crisis que ha afectado especialmente a los más vulnerables, y que se ha ido superando con dificultades, y sobre la necesidad de plantear nuevas políticas pedagógicas. Un curso que no será como los otros. 

Menos de un mes después de los terribles atentados del 17-A, las consecuencias y el eco que tendrán en los centros educativos centrarán buena parte del inicio del año académico. Los expertos recomiendan que se aborde el tema sin tapujos, con sensibilidad, y con la necesaria intervención del profesorado para que los alumnos se sientan protegidos. Al mismo tiempo, está sobre la mesa un problema de primer orden: el necesario reforzamiento de la cohesión social, el afianzamiento de los valores cívicos y de la convivencia.

Se trata de fortalecer la integración cultural, sin menoscabo de la debida atención al surgimiento de fenómenos que puedan generar sospechas. La Generalitat activó el curso pasado un protocolo de actuación para detectar la posible radicalización de los alumnos, un documento que generó rechazo en la comunidad musulmana por cuanto, en parte, se la estigmatizaba, obviando otros extremismos. La formación se ampliará este curso a todo el profesorado y no solo a los equipos directivos, con materiales de reflexión que deben servir para evitar la irrupción del fanatismo y del racismo. 

En el ámbito educativo, el curso empieza con noticias positivas. Un leve aumento de estudiantes (2.700 más) y una mayor dotación de docentes (5.500 más, un 7%) para hacer frente a las sustituciones, a la escuela inclusiva, a los centros de alta complejidad y para cubrir la reducción de una hora lectiva, con el compromiso de la Administración de convocar oposiciones para 2.000 plazas en el 2018. Asimismo, por primera vez en seis años, se incrementan las aulas de P3, con una ratio menor por clase, y se habilita a los directores para escoger al profesorado en plazas de especialista. La consolidación de los métodos de innovación pedagógica y la superación de las desigualdades, que han crecido por el deterioro económico y del descenso de ayudas oficiales, son dos retos más de esta nueva singladura educativa.