Dos miradas

Falible

El fútbol, como la vida, es un juego de errores. Se alimenta precisamente de la fragilidad del juez, del azar de una decisión, de la inoperancia y el fracaso

Cristiano Ronaldo cae al suelo rodeado de conbtrarios

Cristiano Ronaldo cae al suelo rodeado de conbtrarios / periodico

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Supongo que ya saben que el primer intento serio de introducir el vídeo en el mundo del fútbol fue un desastre. Se llevo a cabo en Japón en ese torneo que se llama Mundialito cuando lo gana el Barça y que se convierte, de golpe, en la Copa del Mundo, cuando lo gana el Real Madrid. En una jugada, el árbitro recibió instrucciones de los asesores de imagen y, más de dos minutos después de la supuesta infracción, pitó un penalti que no tenía que haber pitado nunca porque la falta iba precedida de un fuera de juego clamoroso.

EL ARGUMENTO DE LA FIFA

Todo esto, lo repito, después de dos minutos larguísimos en que no se detuvo el juego. Los futbolistas continuaron jugando como si nada hasta que el árbitro, advertido por los asesores, paró el partido y dijo: «¿Recordáis aquella jugada de hace más de dos minutos? Pues, mira, resulta que era penalti». La FIFA intentó defenderse con una valoración que no respondía a los avances de la nueva técnica sino al antiguo quehacer del árbitro: el jugador no intervenía en la jugada.

El hecho que me interesa destacar, sin embargo, es que Modric, el excelente centrocampista croata, dijoModric, que aquello –el arbitraje asistido por video, el VAS– no era fútbol. Tiene razón. El fútbol, como la vida, es un juego de errores. Se alimenta precisamente de la fragilidad del juez, del azar de una decisión, de la inoperancia y el fracaso. Querer ser perfectos va en contra de la esencia del deporte. Que la perfección sea también falible es el paroxismo del despropósito.