No es el Tram, son los coches

Cuando el Àrea Metropolitana de Barcelona y Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) planificaron el tranvía de la Diagonal y el Baix Llobregat a finales de los 80, pocos imaginaban que el proyecto acabaría fragmentado e inaugurado solo en sus extremos en el 2004 y que daría lugar al único caso de tranvía 'interruptus' de Europa. Para acabar de redondear el despropósito, el corte está justo en la vía con más saturación de tráfico de la ciudad y en el área más contaminada de Barcelona.

Han pasado los años y el tranvía se está extendiendo en Europa con más de 330 redes, y 60 ciudades la han ampliado o creado en los últimos 16 años. París sigue creando una gran red interurbana y proyecta la primera gran línea interior alrededor del Sena. Nueva York y Berlín inician proyectos muy ambiciosos, en el primer caso de nueva creación y en el segundo, de ampliación del servicio hacia el sector occidental. 

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Mientras en el resto de Europa el debate está en cuántas redes de tranvía deben ampliarse, aquí seguimos paralizados en una foto fija, con debates estériles sobre la unión de los tan solo 3,8 kilómetros del tramo. Mientras en Europa el tranvía está demostrando ser uno de los principales aliados en la lucha contra la contaminación junto con la bicicleta y el bus, aquí salen propuestas inverosímiles para unir el trozo inacabado como los buses eléctricos o la construcción de un túnel por donde pueda pasar; por la sencilla razón de no quitarle carriles a los coches.

La misma razón que se encuentra detrás de la presentación que hizo el pasado 15 de diciembre el RACC Automóvil Club, con el anuncio de que el tranvía por la Diagonal empeorará la contaminación y la movilidad. Todo lo contrario de lo que ocurre en las ciudades europeas donde es un medio habitual.

ALTA CAPACIDAD Y VELOCIDAD

La contaminación y la congestión ni la generará el tranvía ni la Diagonal. La generan, en todo caso, los 500.000 coches que llegan de los ocho municipios que conectará. La unión del Tram es la opción que ofrece la más alta capacidad de transporte público en superficie sin perder velocidad comercial, un coste de implantación bajo, tiene un consumo energético y un impacto ambiental bajos y ofrece accesibilidad conectando con todas las líneas del metro y FGC. Aportará 120.000 usuarios más y permitirá liberar buses que ahora operan en la zona y que pasarían a reforzar la nueva red de autobuses con la cobertura de otros barrios. Unir los 3,8 kilómetros de tranvía transformará la actual autovía urbana de la Diagonal en una vía de alta capacidad de transporte público que conectará nueve municipios metropolitanos.

Nadie da más por menos. Para reducir la contaminación los expertos en movilidad saben que con el transporte público no es suficiente, hay que dificultar la circulación de los coches, eliminar carriles y aparcamientos, establecer un peaje urbano y limitar la entrada a los más contaminantes. Solo así reduciremos el 30% del tráfico motorizado para respirar aire legal. No hay que inventar nada, solo copiar lo que está funcionando en Europa.