El naufragio de Convergència

El partido de Mas tiene un problema electoral grave

Artur Mas, en la sede de CDC.

Artur Mas, en la sede de CDC. / periodico

SERGI PICAZO

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El 'procés' ha generado indirectamente una batalla entre ERC y CDC para discernir cuál es el partido independentista hegemónico. Lo nuevo no acaba de nacer, lo viejo no acaba de morir. El sistema de partidos independentistas está en plena reconfiguración.

Convergència afronta su proceso de refundación en plena crisis electoral, habiendo roto lazos con Unió, con dudas sobre su financiación, obligada a responder en los medios por casos de corruptelas y con su líder -Artur Mas- expulsado del gobierno por la CUP. Pero el problema de fondo es que Convergència ha perdido la centralidad de la política catalana. No porque no ocupe el centro, sino porque la centralidad se ha desplazado. Ahora luchan contra dos nuevos adversarios políticos: por un lado, los 'comunes' pero, sobre todo, contra la ERC de Oriol Junqueras.

Este enfrentamiento -silencioso, de pasillos, de puñales- en el bloque soberanista-independentista será uno de los 'hits' políticos del próximo año. A principios del año 2017 debería haber elecciones catalanas; según la hoja de ruta, serían elecciones constituyentes donde CDC y ERC se presentarán por separado.

Abramos foco. Pongamos las luces largas. Hasta ahora el partido hegemónico en Catalunya ha sido Convergència. Los de Pujol y Mas han gobernado 36 de los 43 años de autonomía. Pero algo, de fondo, se está moviendo. Terremoto de 10 grados en la escala de Richter. Los republicanos le han ganado de forma consecutiva a CDC las últimas tres elecciones en Catalunya en las que se presentaban por separado (europeas-14, españolas-15 y españolas-16).

Todo comenzó el 25 de mayo del 2014. ERC ganó las europeas con el 23% de los votos. Por primera vez desde los tiempos de Francesc Macià y Lluís Companys, los republicanos ganaban unas elecciones en Catalunya. Aquello pareció una anécdota. ¡Pero, no!

ERC confirmó el 26-J que hoy por hoy tiene más apoyo electoral que Convergència. El tíquet Gabriel Rufián-Joan Tardà obtuvo el mejor resultado de la historia de los republicanos en el Congreso: 18% de voto. Superaron a CDC en todas las provincias y quedaron primeros en Lleida y Girona. La cuestión del voto dual entre españolas y catalanas no sirve de excusa para analizar la batalla CDC-ERC ya que les afecta igual.

Mientras tanto, el partido de Mas ha ido a la baja desde el 2014. Convergència tiene un problema... un problema electoral grave. La derecha catalana ha pasado de los 16 escaños de Josep Antoni Duran Lleida hace solo cinco años a quedarse en los 8 escaños de las dos últimas elecciones. La CiU del 2011 llegó a sumar más de un millón de votos en Catalunya y la Convergència del 2016 se ha quedado en 480.000 votos. Se han perdido medio millón de votantes convergentes por el camino en cinco años. ¿Dónde están? ERC, en el mismo periodo y en las mismas elecciones españolas, ha pasado de 240.000 a 630.000 votos, subiendo casi 400.000 votos.

Quico Homs obtuvo el peor porcentaje de voto de la historia de Convergència en el Congreso: 13,9%. Muy lejos de los 30% que sacaban en las buenas épocas del pájaro en mano. El partido más importante de los últimos 40 años en Catalunya es quinta fuerza en lugares como la provincia de Barcelona o las ciudades de Barcelona o Tarragona. ERC superó los convergentes incluso en su feudo de Sant Cugat.

Estos datos harían temblar a cualquier partido normal a las puertas de una refundación. Los titulares de la prensa serían durísimos. En Convergència, sin embargo, pocos discuten en público ni la estrategia seguida ni el liderazgo de Mas. Ya superaron la travesía del desierto. Crisis ... ¿qué crisis? Que todo cambie para que nada cambie.