La rueda

Podemos y el voto del miedo

Es inverosímil que los propios simpatizantes de UP se asustaran ante la posibilidad del triunfo

JOSÉ A. SOROLLA

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Los dirigentes de Unidos Podemos (UP) han tardado cinco días en ofrecer una explicación oficial al fracaso del sorpasso que todos los sabios de este mundo daban por supuesto: la culpa es del voto del miedo. Esta explicación pretende acabar con otras deslizadas bajo el subterfugio de las fuentes anónimas y que atribuían el fracaso a dos estrategias contrapuestas. Los errejonistas culpaban al pacto con Izquierda Unida (IU) y los pablistas a la campaña equivocada dirigida por… Ínigo Errejón.

Esas y otras causas se olvidaron el viernes en la reunión en la que se evaluaron los resultados. De ahí salió el diagnóstico de que el descenso de un millón de votos se debía a la «campaña del miedo que ha movilizado y concentrado el voto conservador». Según Pablo Iglesias, la alianza con IU potenció tanto las posibilidades de victoria que incluso los simpatizantes con la idea del cambio acabaron por sentir miedo y decidieron abstenerse. Esta explicación es la más complaciente con UP, ya que evita la autocrítica, pero también probablemente la más errónea.

Es contradictoria porque mezcla voto conservador y abstención. Es inverosímil que los propios simpatizantes se asusten de la victoria y es inconcebible que cuando uno tiene miedo decida abstenerse. Normalmente, cuando a alguien le domina el temor decide votar a otro partido más conservador, pero no abstenerse. La teoría del miedo se cae por su propio peso asimismo si tenemos en cuenta que en las provincias donde más votos obtuvo IU en solitario el 20-D es donde más ha caído UP. ¿No abona este dato la tesis de Errejón de que en este caso dos más dos han sumado tres y no cuatro o cinco porque muchos votantes de IU no han querido apoyar el pacto con Podemos?

Si la teoría del voto del miedo tranquiliza a los dirigentes de UP, allá ellos. Pero esto solo indica que, a la hora de analizar los resultados desfavorables, la nueva política se diferencia muy poco de la vieja.