Editorial

Presupuestos catalanes a debate

Junqueras logra cuadrar sobre el papel unas cuentas con acento social y el límite de déficit del Gobierno central

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El Govern de la Generalitat, y concretamente su vicepresidente, Oriol Junqueras (ERC), ha presentado su proyecto de presupuestos para este año. Las cuentas logran sobre el papel la cuadratura del círculo: aumentan el gasto social de forma significativa (874 millones, por encima de los 270 del plan de choque pactado con la CUP), destinan partidas a las 'estructuras de Estado' (un centenar de millones) y logra ajustar el techo de déficit a lo establecido por el Gobierno español (0,7% del PIB). En resumen, unos presupuestos con acento social, difíciles de rechazar de entrada por los 'socios' de la CUP, con los que habrá que negociar, pero que no cruzan ninguna línea roja fijada para un presupuesto autonómico. No hay, pues, desobediencia, aunque es de suponer que a los hipotéticos beneficiados por el acento social estos matices les tenga poco preocupados.

Junqueras ha logrado armar unas cuentas que tienen el visto bueno del Gobierno central -sus reuniones con Montoro y De Guindos han dado frutos-, porque hacen una previsión de crecimiento (2,9%) y de ingresos fiscales acordada y añaden partidas que llegarán a Catalunya procedentes de entregas anticipadas y atrasadas del Estado (1.929 millones). A esto hay que añadir la caída de los tipos de interés de la deuda, que ahorran 850 millones.

En definitiva, un panorama más cómodo de lo previsto, en el que convergentes y republicanos han logrado limar diferencias, y donde ahora, a falta de sorpresas tras el 26-J, la última palabra la tendrá la CUP. A los anticapitalistas les toca evaluar si negocian un presupuesto autonomista pero social, o lo rechazan por no ser rupturista, y forzar una prórroga presupuestaria. Son las servidumbres de decidir y no solo protestar.

A la CUP y al resto del Parlament les tocará también acordar si optan por una revisión del tramo autonómico del IRPF, que pretende bajar la presión a quienes ganan menos de 17.000 euros y subirla a los que exceden los 90.000. El resultado fiscal es neutro, pero todos tendrán que retratarse. Junts pel Sí evita quemarse de entrada (CDC está por el 'no', y ERC por el 'sí') y cede la última palabra al pleno. Interesante debate de presupuestos que, al menos, parece que no versará sobre los fuegos de artificio a los que estamos tan acostumbrados en los últimos años en Catalunya.