Identidad local y funcionalidad

Micropueblos

Una tercera parte de los municipios de Catalunya tienen menos de 500 personas censadas

Maria Titos

Maria Titos / periodico

RAMON FOLCH

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La población tiende a concentrarse en las poblaciones grandes. Casi la mitad de la población mundial vive en grandes ciudades. Catalunya no es una excepción. Pero, al mismo tiempo, una tercera parte de los municipios de Catalunya tienen menos de 500 habitantes. En efecto, de los 948 municipios catalanes, 327 no llegan al medio millar de personas censadas. Y si consideramos, no los municipios, sino los núcleos de población, este modesto estoc demográfico es aún más bajo, porque muchos de esos municipios tienen su población distribuida en dos o tres núcleos o bien diseminada en masías o pequeños vecindarios. La Catalunya de las ciudades coexiste con la de los pequeños pueblos de menos de 500 habitantes, o micropueblos como ahora se les llama.

Los habitantes de estos 327 municipios apenas suponen el 2% de la población catalana, unas 130.000 personas. Pero estos 327 municipios representan el 35% del territorio catalán. Tenemos un desajuste importante que la realidad administrativa parece ignorar: no disponemos de legislación diferenciada, las competencias y obligaciones municipales son casi las mismas en todo el territorio. Llevamos tiempo sabiéndolo, pero no hemos sido capaces de abordar satisfactoriamente la cuestión. Por eso tenemos un problema territorial serio.

LA FUSIÓN

Una primera reacción es fusionar municipios. Ha habido varios intentos y algunas propuestas bien hechas, pero muy sectoriales, con el aparente único objetivo de robustecer el censo. Me temo que no es el camino. Muchos municipios actuales ya son resultado de fusionar dos o tres anteriores, sin que la medida haya resuelto mucho, porque los núcleos de cada uno de los viejos municipios siguen funcionando a su aire.

El presupuesto crece con la fusión, pero también el territorio a gestionar, mientras sigue la dispersión demográfica. Yo mismo vivo en un municipio de 342 habitantes, resultado de fusionar tres anteriores, con nueve núcleos de población, entre pueblos y vecindarios. Se comprende que haya surgido una Associació de Micropobles de Catalunya (AMC). Hace poco celebró una importante jornada de trabajo en Sant Martí de Campmajor que reunió a un centenar y medio de delegados de toda Catalunya. No era una reunión para pedir, sino para concertar actuaciones.

Me parece admirable. La actitud del pedigüeño asistido que practica la estrategia de la subvención no parece ser la de la AMC. Lo celebro. Habrá que ver cómo responde el interlocutor. El interlocutor somos un poco todos, pero sobre todo la Administración pública. Las personas son del pueblo que son y no quieren dejar de serlo. Hay que respetarlo.

PAGO DE LA GESTIÓN

Pero no todos los pueblos tienen la dimensión escalar que exigen los tiempos. Hay que admitirlo. En todo caso, una tercera parte de nuestro territorio gravita sobre el 2% de la población. La han de gestionar bien y hay que contraprestarles por hacerlo. Las cuencas visuales tienen autor, no basta disfrutarlas gratis yendo de excursión. Los bosques que no rinden, los pastos baldíos no subsistirán siendo solo admirados. Deberíamos patrimonializar nuestros valores paisajísticos y ambientales y asumir coralmente los costos de su mantenimiento.

Los balances socioambientales están mal hechos porque no consideramos la mayoría de sus partidas. En todo caso, deberíamos desacoplar servicios de sentimientos. Una cosa es agregar municipios pequeños y otra mancomunar actuaciones. De igual modo, una cosa es hacer de jardinero de los urbanitas y otra de gestor del territorio y de sus servicios ambientales, regulación hídrica incluida.

En el 2010 aún había 143 municipios sin planeamiento urbanístico porque no podían pagarlo. Todavía hoy, muchos micropueblos no pueden hacer frente a las obligaciones que la ley les exige. Es una situación impropia del país avanzado que decimos ser. El imaginario nacional tiene una dimensión territorial evidente, no podemos esperar que lo sostenga únicamente la gente de los micropueblos. Solo el 6% de nuestro territorio es urbanizable y solo el 2% está efectivamente edificado. No lo parece, porque el 94% no urbanizable (para ser exactos, el 98% no urbanizado) sobrevive como puede, a costa de un porcentaje irrisorio de nuestra población. No es de recibo.

EL PRIORAT SE MUEVE

Y en estas, el Priorat se moviliza. Es una pequeña comarca interior de 500 km2 y solo 10.000 habitantes, con 23 municipios que son casi todos micropueblos. Pero tiene un montuoso paisaje agrario sensacional, fruto de grandes esfuerzos de muy poca gente, que quizá sea pronto reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

¿Qué reconocimiento tendrá de nuestra propia ciudadanía, más allá de celebrar sus vinos? En nuestro país, demasiado territorio gravita sobre el esfuerzo cotidiano de demasiado pocos.