El Barça, el Camp Nou y las formas exóticas
Albert Guasch
Periodista
ALBERT GUASCH
Se le notaba entre apenado y perplejo al decano del Col.legi d'Arquitectes de Catalunya, Lluís Comerón. Juraba y perjuraba que el proceso de selección del proyecto ganador fue "ejemplar" y "modélico". Juraba y perjuraba Jordi Moix, comisionado del club en el Espai Barça, que la decisión no estaba tomada de antemano, sino que se hizo después de escuchar atentamente todas las propuestas.
Ambos situaron el resultado de la deliberación entre las 9 y las 10 de la noche. Y, en cambio, a media tarde, mientras aún exponía su idea el estudio que construyó el nuevo San Mamés, un medio de notable prestigio y, por tanto, bien conectado avanzó sorprendentemente la decisión, sin duda la más trascendente que puede tomar una directiva.
El decano y el directivo se lanzaron este miércoles a la conquista de las ondas desde primera hora de la mañana. Había que apagar el fuego. Las suspicacias entraron en estado incandescente cuando uno de los estudios perdedores aventó que algo olía raro: ¿Varios meses de trabajo tirados por la borda? "Hemos ido a perder el tiempo. Esto no es serio", dijo un arquitecto que, en cambio, alabó todo el proceso del concurso. Falló, dijo afligido, el tramo culminante.
DEBATE EQUIVOCADO
¿Fue un mero teatrillo ahorrable la exposición de las cuatro firmas finalistas? Como tantas cosas sobre el Barça y todas las juntas, la predisposición de cada uno alimentará o descartará las sospechas. Lo que es seguro es que este desenlace ha dejado en mal lugar al club. No entre la clase periodística, que ya ves. Un aplauso desde aquí por su sagacidad al reportero y al medio que se adelantó unas horas, faltaría más. Pero el club ya queda en falso con la simple existencia de la sospecha en una elección cuyo debate hoy debería ser meramente estético o urbanístico.
Quizá la directiva se sienta ofendida. O incomprendida. O le resulte indiferente el feo ruido que rodea su decisión. Quién sabe. Lo que no debería aceptar es esta sensación que flota en el ambiente de que no acaba de gestionar con la precisión exigible la mayoría de las crisis que afectan a la institución.
DIFUSIÓN EXÓTICA
Llevan el club personas sin duda muy preparadas, pero dan la impresión de que, ya sea el tema del espónsor, o de las esteladas, o de la FIFA, o cualquier otro de los múltiples frentes judiciales a los que se enfrenta el Barcelona, no acaban nunca de encontrar el apagafuegos adecuado, erosionando por el camino la figura a preservar del presidente.
Al nuevo Camp Nou nos acabaremos acostumbrando. Y seguro que nos acabará gustando. Y acabaremos sintiendo muy propio este diseño de aire japonés, con sus terrazas, su tribuna redonda y su falta de muros. Lo exótico es lo otro, las formas, y ya puestos, las horas intempestivas de comunicar un proyecto de 400 millones de euros, con un correo electrónico, como si fuera el aviso de un rutinario entrenamiento del primer equipo.
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