GEOMETRÍA CIUDADANA

¿Qué debe intentar Pedro Sánchez?

Pedro Sánchez conversa con Cesar Luena al inicio del comité federal en la sede del PSOE en Madrid.

Pedro Sánchez conversa con Cesar Luena al inicio del comité federal en la sede del PSOE en Madrid. / periodico

JOAN TAPIA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Todo hace prever (cosa aventurada en la España de hoy) que Mariano Rajoy volverá a decir "todavía no". Y que el martes el Rey abrirá el turno de Pedro Sánchez. Será su hora de la verdad y se tomará su tiempo (recordemos el que necesitó Aznar en 1996, con 156 diputados, para convencer a Pujol).

Rajoy ha constatado que con el incierto apoyo de Ciudadanos se quedaría en 163 diputados, a 13 de la mayoría absoluta y sin nadie más a quien recurrir. Las ofertas repetidas y confusas al PSOE (pacto de gran coalición pero con Ciudadanos, o abstención socialista en la investidura) no han funcionado. Y no quiere ir al Congreso y perder. Cree que le lastraría para un intento posterior o para una nueva campaña electoral.

Lo de la gran coalición era muy difícil y solo la ha propuesto de boquilla. Si la quería de verdad, tendría que haber planteado una negociación y un pacto a dos, porque Ciudadanos no hacía falta. Lo que en realidad pretendía era un vaporoso pacto a tres "para salvar la unidad de España" (hay formas muy distintas de hacerlo) que se tradujera en una abstención casi gratuita del PSOE en la investidura.

Es ignorar el clima del PSOE (no leer bien la fronda entre Pedro Sánchez y los barones) y no saber lo que implica una gran coalición. Se apela a Alemania pero el PP no es la CDU, ni el PSOE el SPD, ni los españoles somos alemanes. Además, allí solo se llegó a esa coalición tras unas negociaciones que duraron casi dos meses. Y el pacto se sometió luego a referéndum de todos los militantes socialistas. Pensar que aquí Sánchez (o Susana Diaz) le dirían que sí a la primera y por su cara es confundir al partido de Alfonso Guerra con los Reyes Magos.

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"El suspenso en pol\u00edtica hunde el aprobado en econom\u00eda","text":"Estos resultados se han obtenido con una recuperaci\u00f3n de la competitividad que se ha logrado (ya no hay peseta) con una dolorosa devaluaci\u00f3n interna. La reforma laboral ha ayudado. Se puede inflexionar la pol\u00edtica econ\u00f3mica, pero dentro del euro el margen es limitado. Olvidarlo ser\u00eda un error may\u00fasculo."}}

Además, el PP, que podía barruntar que perdería la mayoría absoluta, intentó hace menos de un año repetir las elecciones andaluzas al negar de forma estúpida y permanente su abstención a la investidura de Susana Diaz. Perdió la oportunidad de arrinconar al PSOE en posición deudora.

La opción de que el PSOE se abstenga en la investidura de Rajoy, u otro líder del PP, es también complicada (una muestra es que la alcaldesa de Santa Coloma ha dicho que en ese caso abandonaría el PSC) y solo podía plantearse después del fracaso del intento de Sánchez. En Berlín, el SPD no contempla (todos recuerdan la Alemania comunista) que Die Linke le adelante. Aquí Podemos no ha quedado lejos del PSOE porque Venezuela está muy lejos, no se sabe bien lo que pasa allí y preocupa poco. Por eso, que el PSOE se comprometiera a la primera con el PP no solo podría ser un suicidio, sino un grave peligro para el sistema (democracia política y economía social de mercado) porque conllevaría, como pasó en Grecia tras la dimisión de Papandreu en el 2012, regalarle a Podemos (allí Syriza) todo el espacio político de la izquierda.

Ahora Pedro Sánchez debería trabajar un pacto de investidura tanto con Ciudadanos como con Podemos. Será difícil, pero las razones son apabullantes. El PSOE tiene solo 90 diputados y aritméticamente no hay mayoría de izquierdas con Podemos, IU e, incluso, el PNV (166 diputados). Podría salir en segunda votación, pero con la abstención de CDC y ERC, nada seguras y que desencadenarían la ira de toda la derecha. En cambio, con Podemos y Ciudadanos suman 199 diputados (la mayoría absoluta es 176).

No solo es la aritmética. Políticamente, los únicos pactos posibles son: gran coalición, PP con abstención socialista o tripartito de centroizquierda. Sí, unir a los liberales de clase media de Rivera y a los “descamisados” de Pablo Iglesias suena casi a quimera. Pero ningún Gobierno de cambio puede enfrentarse radicalmente a la derecha política y social. El PP ha llegado primero y tiene mayoría absoluta en el Senado. La izquierda (sin mayoría) necesita a Ciudadanos para suavizar un gran encontronazo que podría tambalear la legislatura desde el primer dia.

Además, un objetivo básico del PSOE y de Podemos es reformar la Constitución y eso exige enterrar todo radicalismo. El gran éxito de la Constitución de 1978 es que la votó casi todo el mundo (excepto media AP, el PNV y Heribert Barrera). Querer hoy una reforma profunda de la Carta Magna contra la derecha sería imposible matemáticamente y acabaría en una gran frustración.

En economía habría que pactar una revisión tan seria como solvente del cuatrienio popular. Hay margen para medidas contra la exclusión y la desigualdad, pero la libertad de las políticas nacionales dentro del euro es limitada. Y Podemos, que algo debe haber aprendido del referéndum griego contra un plan de la troika que después se tuvo que implorar, no plantea salir de la moneda única. Son un fenómeno confuso y radical, pero no se les debe negar capacidad de aprender. Felipe González, cuando ganó en 1982, quería salir de la OTAN, y luego convocó un referéndum para quedarse.

Plantear un programa de centroizquierda para la investidura (sin pactos a priori de gobiernos de coalición) tiene riesgos evidentes. Y gobernar después, si se saca la investidura, también. Y además Pedro Sánchez puede no lograrlo. Ciudadanos lo juzga hoy (con razones) muy aventurado y Podemos tendrá la clara tentación de descalificarlo por pacato y seguir envuelto en la bandera de la protesta. Pero por aritmética y por política es la única posibilidad real de cambio.

Sánchez debe hace retratar a Rivera e Iglesias ante los electores porque la alternativa es, o nuevas elecciones, o permitir al final (lo que parece sugerir un reflexivo Felipe González) la investidura de alguien del PP que prometa una inflexión. ¿Existe ese señor X en el partido alfa?