Cuatro salidas al laberinto español

El viejo sueño maragalliano de catalanizar España se torna pesadilla: Catalunya ha contagiado al Estado el virus de la ingobernabilidad

ENRIC HERNÀNDEZ

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El viejo sueño maragalliano de catalanizar España se ha hecho al fin realidad, pero adquiere visos de pesadilla: Catalunya ha contagiado el virus de la ingobernabilidad al conjunto del Estado. Aunque tras el 20-D una densa bruma postelectoral reduce la visibilidad en el nuevo laberinto español, intuitivamente empiezan a atisbarse cuatro posibles (si bien angostas) salidas.

Gran coalición PP-PSOE

Importar la 'Grosse Koalition' alemana, con Mariano Rajoy al frente, es previsiblemente la opción predilecta en las cancilleras europeas y en los despachos del Ibex. El capital es poco amigo de aventuras, los acreedores de España reclaman garantías de cobrar lo adeudado y Europa demanda un Gobierno con la suficiente solidez para ejecutar en el 2016 el recorte de 10.000 millones de euros que el PP ha hurtado del debate electoral. Contraindicación: investir al presidente al que tachó de "indecente" significaría para Pedro Sánchez firmar su propia sentencia de muerte. Y para el PSOE, ceder a Podemos el testigo de la oposición de izquierdas.

Abstención y 'operación menina'

La abstención socialista, combinada con la de Ciudadanos o su voto favorable, permitiría investir a un candidato a la Moncloa distinto a Rajoy, como la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Defecto: tal entente alumbraría un Gobierno frágil y una legislatura corta, con la permanente amenaza de una moción de censura. Virtud: alejaría el escenario de una repetición de las elecciones.

Pacto entre la izquierda y la periferia

La suma de PSOE, Podemos e Izquierda Unida no basta por sí sola para conformar una mayoría de Gobierno, salvo que contase con el concurso de los soberanismos catalán y vasco. Ardua tarea la de afrontar un reforma constitucional que refunde el Estado reconociendo su plurinacionalidad, y en su caso el derecho a decidir, con la firme oposición de los populares, a quienes les ciudadanos han otorgado una minoría de bloqueo en el Congreso y la mayoría absoluta del Senado. Máxime cuando, en lo que a la defensa de la unidad patria atañe, el PP estará férreamente marcado por Ciudadanos.

Vuelta a las urnas

A esta hora, quizá la opción más plausible. En última instancia podría convenir tanto al PP como al PSOE, que agitando el fantasma de la ingobernabilidad y apelando al voto útil a diestra y siniestra aspirarían a restituir el lustre perdido por el bipartidismo. Sería, eso sí, jugar con fuego, pues no está escrito que los ocho millones largos de españoles que han votado cambio se conformen dentro de pocos meses con regresar a la casilla de salida.