¿Puede o quiere Rossi parar esto?

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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Cuentan, y es verdad, porque así lo explica su entrenador, Joaquín Juárez, que el bueno, ¡tan bueno como que ganó el título!, de Carlos Hernández, de 26 años, no se enteró de nada, contento como estaba por subir a lo más alto del podio y colgarse la medalla por la que tanto había peleado y se había preparado, gracias a la ayuda de su club y su familia, pues estos muchachos con síndrome de Down no tienen muchas ayudas en plan paralímpico.

Cuentan que la delegación española en Loano (Savona, Italia) le restó importancia al suceso y animó a sus chicos a seguir por la senda del esfuerzo, ellos que tanto disfrutan de las cosas. Cuentan que la ciudad, la organización, el torneo se portó de maravilla con todos ellos. Cuentan que fueron 30, 40 o 50 desalmados los que protagonizaron este vergonzoso suceso. Pero, aunque hubiesen sido dos, es digno de denuncia. Cualquier aparición de ‘hienas’ en el escenario deportivo, en la vida, han de ser denunciados porque no hay derecho de que le amarguen la fiesta a un deportista, sea en el podio de Loano o en su casa de Cervera (Lleida).

Pero el mito, el icono del motociclismo mundial, uno de los ‘dioses’ del deporte, el italiano Valentino Rossi, ganador de todo, contra todos, en todos los circuitos, categorías y con todas las motos, llevó demasiado lejos su lucha por conquistar el décimo título mundial. Dijo cosas que no debía, acusó a gente sin pruebas, promovió y permitió que los medios de comunicación italianos, algunos de cuyos periodistas llegaron a jalear sus conferencias de prensa en Cheste (Valencia), se apuntaran a su campaña de desprestigio, no solo de Marc Márquez, también de DornaDani PedrosaJorge Lorenzo, los comisarios del Mundial de motociclismo y casi, casi, hasta el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS).

Y, sí, al final las ‘hienas’ se han multiplicado por todas partes. Incluso entre el público (todo el mundo cree que se trata, incluso, de familiares de los propios deportistas italianos) de un Campeonato de Europa de nadadores con síndrome de Down. Ha llegado la hora de que Rossi, si no quiere estrechar la mano que Márquez le tendió el pasado martes en Valencia, al menos, frene esta locura que va a más. Pero, al parecer, ya queda poco de aquel muchacho humilde que empezó a correr hace 20 años y se dormía bajo nuestros pies en la sala de prensa de Suzuka (Japón) en 1995.

Pero sería hermoso que Rossi parase esto. Nadie se merece recibir a las ‘hienas’. Nadie.