Pequeño observatorio
El hombre que clasificaba muñecas
Gröning tenía la misión de confiscar todos los objetos de los infieles que llegaban
Josep Maria Espinàs
Periodista y escritor
JOSEP MARIA ESPINÀS
Nos ha explicado Montse Martínez que en el campo de exterminio de Auschwitz había un contable. Ahora ha sido condenado a cuatro años de prisión por su complicidad en el asesinato de 300.000 judíos.
No cumplirá la pena porque ya tiene 94 años. En la fotografía que muestra El Periódico, se le ve caminando - con un andador -, pulcramente vestido y un inicio de sonrisa. Se le ve tranquilo, como un anciano que sale a pasear. Ante las familias de las víctimas, Oskar Gröning reconoció que era cómplice de los crímenes de la llamada Operación Hungría, que consistió en deportar 450.000 judíos húngaros al campo de Auschwitz.
No se ha mostrado arrepentido ni sensible al exterminio que organizaron los nazis. Y pienso que, si personalmente no asesinó a nadie, ¿cómo sería vivir con todo lo que pasó en Auschwitz? Han pasado 70 años, y Gröning ha vivido, parece, con una cierta tranquilidad. ¿Cuál era la función que tenía en el fatídico campo? Me ha impresionado saberlo. Se dedicaba a confiscar todo lo que llevaban los desgraciados, ignorantes del lugar donde los llevaban las S.S. Las maletas, claro, y las muñecas. Las muñecas que las niñas llevaban para no abandonarlas en esa supuesta excursión. Tal vez esto es lo que más me impresionó cuando visité aquel campo. Una gran vitrina donde se amontonaban las muñecas de unas criaturas que ya habían muerto. Gröning tenía la misión de confiscar todos los objetos de los infelices que llegaban. Y proceder a clasificarlos. A Gröning se le conoció como el contable de Auschwitz.
Ahora se ha destapado quién era el hombre que tenía aquel cargo. Y no parece que se haya arrepentido de nada. Algún psicólogo podría explicar cómo, con el paso de los años, una persona ya no es aquella persona. Solo pienso - no puedo dejar de hacerlo - en aquel hombre que era capaz de recoger las muñecas que las niñas no verían más.
Gröning ha dicho que solo era un «clasificador». Como quien ordena los objeto de una tienda.
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