La clave
Utopías y entropía ante el 27-S
Enric Hernàndez
Director
Director de EL PERIÓDICO desde el 2010 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1998 se incorporó al diario como redactor jefe de Política en Madrid. Un año más tarde, asumió la jefatura de la delegación y, en el 2006, fue nombrado subdirector. También trabajó en 'El País' como director adjunto y en el diario 'Avui', donde inició su carrera profesional.
ENRIC HERNÀNDEZ
El realismo mágico es un género literario muy del gusto de la clase política, sobre todo en periodos electorales. Lo ensayó Mariano Rajoy al anunciar en campaña rebajas de impuestos para luego subirlos en cuanto alcanzó el poder. Lo perfeccionó Alexis Tsipras al prometer por dos veces a los griegos, ante las elecciones de enero y ante el referéndum de junio, que acabaría con unas políticas de austeridad que a la fuerza ha acabado acatando. Pero la campaña del 27-S amenaza con llevar el abuso político de la utopía hasta los límites mismos del paroxismo. Una práctica en la que destacan las candidaturas independentistas, pero en la que sus adversarios tampoco les andan a la zaga.
Utópico es garantizar que una mayoría secesionista, sea en votos o solo en escaños, bastará para soslayar los marcos constitucional y comunitario y para vencer el rechazo de la dirigencia española y europea al cambio de las fronteras internas. Como lo es presumir que una ruptura unilateral será inocua para los catalanes, disimulando --en vez de explicar-- sus devastadores efectos.
Utópico es, igualmente, pretender que lo que no fue posible con el Estatut, reconocer la singularidad de Catalunya,singularidad de Catalunya mejorar su paupérrima financiación y blindar su autogobierno, lo será mediante una reforma constitucional que goce de similar consenso que en 1978. Por no hablar de la posibilidad de que el Estado reconozca a sus territorios el derecho a la autodeterminación derecho a la autodeterminación.
Y no es menos ilusorio proponer una reestructuración de la deuda de la Generalitat reestructuración de la deuda de la Generalitat (65.000 millones de euros, la mitad en manos del Estado) que hasta a Grecia se le está regateando. O sostener que, ante el anhelo mayoritario de los catalanes de mejorar su estatus político, sea dentro o fuera de España, lo más urgente es esperar.
Gobernabilidad y cohesión
La yuxtaposición de utopías que concurren a las elecciones del 27-S, sea cual sea el resultado, puede condenar al país a la entropía. A quienes prometieron lo que no estaba en sus manos hacer habrá que exigirles entonces, si no ahora, sinceridad, pedagogía y altura de miras para garantizar la gobernabilidad y preservar la cohesión social.
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